Por
diversos motivos nos hemos acostumbrado a buscar en los demás lo que nos cuesta
un poco ofrecernos nosotros mismos. En especial el afecto, la aceptación, el
reconocimiento e incluso la felicidad, son elementos que procuramos hallar en
nuestro exterior y resultamos muchas veces frustrados y decepcionados con los
resultados.
Pues para que esto no ocurra más, debemos aprender a encontrar en nosotros aquello
que no hallaremos fuera y sobre todo a ser felices con lo que somos y lo que hacemos con
nuestras vidas.
Reconoce
tus logros:
Solemos esperar que sean otros los que reconozcan
nuestros logros, sin ofrecernos nosotros mismos el aplauso que nos merecemos.
Incluso a veces no somos capaces de ver lo que hemos conquistado y debe llegar
alguien a darnos alguna pista.
Dedica
tiempo a lo que te gusta:
Hacer lo que nos apasiona es la mejor manera de
conectarnos a nuestra esencia, de ser auténticos y vivir lo que nos gusta
experimentar. Si no sabemos qué nos apasiona indaguemos hasta que demos con
aquello a lo que nos gustaría dedicarnos.
Aprende
a decir NO:
No podemos decirle sí a todo y a todos, en especial si
nos colocan en compromisos que no queremos asumir. Decir NO es válido y no
tiene por qué interferir en nuestras relaciones, a menos que los fundamentos de
la misma sean la conveniencia y el interés.
La manera más rápida de reducir tu estrés es aprender a
decir NO.
Comparte
con tus seres queridos:
El estar con los seres que amamos, con nuestras personas favoritas,
nos hace fortalecer los lazos con nuestro círculo de amor, con nuestras raíces,
con lo que somos. El amor siempre alimenta, siempre nutre y el dar y recibir es
una excelente demostración de afecto hacia nosotros mismos.
Conoce
gente nueva:
El mundo es muy variado, cada persona representa una
fuente de aprendizaje y sumar experiencias con otras personas nos hará crecer y
descubrir cosas en nosotros que quizás ni imaginábamos.
Consiéntete:
Date los gustos que puedas, prepárate esa rica comida, péinate
con amor, mírate al espejo y ofrécete mensajes de amor, de aprobación, de
ánimo.
Acepta
y ama tu cuerpo:
Tu cuerpo es tu templo y es la vía que tienes para
experimentar esta experiencia, no hay otro. Así que ámalo, cuídalo y ofrécele
lo mejor desde la aceptación y el amor. Si as a procurar cambios en él que sean
desde lo positivo y no desde el rechazo o el odio.
Un cuerpo perfecto es aquel que lleva a alguien feliz
dentro.
Dedícate
espacios de tiempo de soledad:
La soledad nos hace crecer, en ella nos descubrimos. Es
más sencillo silenciar la mente en soledad, que en compañía y esos espacios de
silencio, terminarán por guiarnos a donde debemos estar.
Amarnos.
No le prestes mayor
atención al qué dirán:
No estamos para complacer a todos, siempre alguien
opinará que hay una mejor manera de hacer
las cosas y esa será su verdad. Si quieres alimentarte con el qué dirán
asegúrate de que sea para aprovechar una oportunidad de mejora y mantenerte
alineado con tus propósitos y no para complacer a alguien mientras te dejas a
ti de lado.
No
juzgues a los demás:
Juzgar a los demás habla de tu centro de atención, de lo
ves en el otro y por ende, de lo que llevas en ti. Acostúmbrate a ver lo
positivo en los demás y cuando algo te moleste en el otro, saca tu espejo y
revísalo en ti.
Hay
muchas maneras de amarnos, encontremos las que nos lleven a tener la mejor
relación con nosotros mismos, que a fin de cuentas será la más larga e
inevitable de todas.
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