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HAY TANTAS DIFERENCIAS


En algunos países árabes y del África subsahariana es normal ver a dos hombres pasear de la mano, sin una connotación homosexual.

Es raro ver a un hombre y una mujer así. Besarse o hacerse arrumacos en público está prohibido en la mayoría de los países musulmanes.

En Egipto añadir sal a la comida es una ofensa para el chef que ha puesto todo su amor y sus especias en el plato.

En EE.UU. no te dan dos besos en la mejilla cuando te presentan a alguien del sexo opuesto, ni tampoco entre dos mujeres.

Lo consideran demasiado cercano o sexual. Siempre te darán la mano, mientras en Holanda es costumbre dar tres besos.

No debes tocar la cabeza o mostrar la planta del pie en Tailandia y otros países del sureste de Asia.

Para los budistas la cabeza es la parte más sagrada del cuerpo, el contenedor del alma, al contrario de lo que ocurre con los pies. 

Mostrar la planta desnuda o tocar o señalar con los dedos del pie se considera un acto grosero e irrespetuoso.

Singapur presume de sus calles impolutas, por eso tirar una colilla en la calle conlleva una severa multa.

Igual comer o beber en el metro, escupir en el suelo o no tirar de la cadena del váter. La venta de chicles está prohibida.

Traficar con ellos da hasta dos años de cárcel. La posesión o tráfico de drogas se castiga con la muerte la horca.

Estos datos nos muestran las diferencias que existen entre las culturas y nos invitan a ser tolerantes.

¡Hay, tantas diferencias! Si eres tolerante las respetas y te enriquecen porque si todo es igual la vida es tediosa.

Pregúntate y responde sin autoengaños: ¿Valoro las diferencias o mi ego intenta imponer lo que a mí me gusta?

Sé consciente de que al ego orgulloso le encanta dominar y eso solo genera conflictos y trae infelicidad.
Las coincidencias nos gustan, pero son las diferencias las que nos enriquecen. ¿Lo valoras en tus relaciones?

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