Hay salidas cuando sientes que todo se
derrumban inexorablemente y atraviesas épocas inquietas.
Debes
confiar, esperar, estar con Dios y enfocarte en todo lo bueno tuyo y de los demás.
Elige tomar decisiones con calma y afronta las vicisitudes con
una sólida confianza y con entusiasmo.
Aunque
te sientas sin fuerzas puedes
relativizar tus males, agradecer tus bienes y ser paciente.
No caigas en la trampa de las
soluciones fáciles
y busca dentro de ti las respuestas que necesitas.
Si no
te alejas de Dios él te da
energía y, apoyado en su amor, resistes los embates y perseveras.
Recuerda tus logros y vive el ahora con
esperanza y con un
amor más fuerte que cualquier adversidad.
En las pruebas el alma se purifica y se
fortalece.
Lo importante es que hagas todo con amor y por amor.
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