Normalmente
asociamos la palabra estrés a una connotación negativa pero, ¿es esto siempre
así?… ¿Qué es el Estrés? El Estrés no es más que una respuesta indeterminada
que el cuerpo nos da ante una situación que nos desequilibra como persona.
Cualquier
suceso que genere una Respuesta Emocional puede causar Estrés.
Partiendo de esta premisa, podemos hablar de Estrés
positivo o Eustrés que tiene como resultado emociones positivas, y del Estrés
negativo o Distrés que provoca emociones negativas. En la mayoría de ocasiones se nos presentará la
oportunidad de elegir uno u otro, todo dependerá de la valoración que hagamos
de la situación y de los recursos emocionales que tengamos para superarla.
El
Estrés positivo o Eustrés no es más que una reacción que tiene el organismo
ante una situación complicada, o un problema concreto, con un camino claro a
seguir, resolver el conflicto y alcanzar el éxito. Una de sus ventajas
primordiales es que nos
ayuda a mantenernos activos y motivamos para afrontar los problemas.
Por tanto nos refuerza la autoestima y nos ayuda a conocernos más a
nosotros mismos con respecto a los conflictos internos o externos que se nos
puedan presentar.
En el terreno emocional podemos asegurar que el Eustrés es una consonancia entre
pensamiento, emoción y sensación, de tal manera que da como resultado un
estado general de alegría,
satisfacción y vitalidad.
Tiene
como objetivo la relajación del cuerpo y la mente para actuar de una manera
serena con la que conseguir tomar decisiones que nos ayuden a
desarrollarnos como seres humanos, aceptando que en la vida siempre hay
problemas propios y comunes, pero que estos tienden a resolverse tarde o
temprano.
Las
personas que tienen más desarrollada la “creatividad” tienden a gestionar mucho
mejor su estrés positivo. Por eso desde RdEM apostamos por técnicas
alternativas en la gestión de las emociones como pueden ser la arteterapia o el
teatro terapéutico.
El
Estrés negativo o Distrés en cambio está más relacionado con la ansiedad y las
consecuencias psicofisiológicas en la persona. Emocionalmente supone una carga
el hacer un esfuerzo que luego no vemos recompensado.
En
él se centran dos de las TRES FASES de las que está compuesto el ESTRÉS.
FASE
DE ALARMA (Estrés positivo o Eustrés)
Se nos presenta una amenaza real y nuestro cuerpo casi
instintivamente reacciona de tal manera que podamos enfrentarnos a ella y
salgamos airosos.
¿Cómo notamos que esto está pasando?
Nuestro
sistema neuroendocrino segrega la hormona del Cortisol de tal manera que se nos
acelera el pulso, aumenta nuestro ritmo cardíaco y entramos en un estado
de excitación que nos lleva a una reacción rápida.
FASE
DE RESISTENCIA (Estrés negativo o Distrés)
Se da cuando la fase de alarma se prolonga en el tiempo. El cuerpo sigue
funcionando pero empezamos a encontrarnos toda una serie de limitaciones:
Dolores de cabeza que se van repitiendo con más
asiduidad.
Fatiga crónica.
Problemas de tipo circulatorio.
Contracturas musculares.
Dolores de estómago.
TICS nerviosos.
Pérdida ocasional de memoria.
Falta de concentración.
FASE
DE AGOTAMIENTO (Estrés negativo o Distrés)
Llega un momento que el cuerpo dice ¡Basta! tras la exposición continua al
estrés. Se rompe
todo equilibrio emocional y fisiológico en la persona y comienza a fallar el
Sistema Inmunitario.
Al fallar el Sistema Inmune la resistencia a cualquier
agente patógeno se ve muy disminuida y es cuando empiezan a aparecer las
enfermedades. El organismo está tan debilitado que da cabida a patologías y
sucesos como úlceras, infartos, hipertensión, infecciones, etc
¿Qué
hacer para PREVENIR o GESTIONAR POSITIVAMENTE el ESTRÉS?
Comparte
tus emociones. El hablar de lo que nos pasa libera tensiones y ayuda a
entendernos y analizarnos a nosotros mismos.
Practica
la Asertividad. Hay que aprender a poner límites y decir que “no”, de
tal manera que expresemos como nos sentimos sin herir a nuestro interlocutor.
Relájate.
Se trata de realizar actividades que te permitan relajar cuerpo y mente, por
ejemplo técnicas de relajación, unas vacaciones, etc.
Haz
ejercicio. Toda actividad física sube el estado de ánimo.
Mantén
una dieta saludable. Eso te hará sentir bien contigo mismo, a la vez que
te sentirás mucho mejor físicamente.
Márcate
expectativas realistas. Cuando esperamos demasiado de nosotros y no lo
conseguimos caemos en la frustración, esto es lo que se debe evitar.
Cada
cosa a su debido tiempo. No podemos estar dándole vueltas a la cabeza
todo el día con nuestros problemas. Márcate 30 minutos al día para buscar
soluciones a ellos, el resto gestiona tu tiempo de manera que tu mente esté
ocupada en cosas positivas.
Aunque
la palabra contiene su antítesis, el estrés “bueno”, es una sensación positiva.
En el estrés negativo, cuando pasamos por una actividad estresante nuestros
sentimientos se representan con ansiedad, angustia o miedo. En cambio, las
sensaciones después del eustrés son de alegría y satisfacción.
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