La
sociedad te arrastra a ser un drogodependiente emocional. Solo actúas si te
mueve una emoción cada vez más fuerte, vibrante.
Acostumbras
al cerebro a experiencias de gran intensidad y, como consecuencia, pierdes el
control de tu vida.
Corres
el riesgo de perder los referentes y los valores
necesarios para que te guíen en momentos de caos.
Constantemente en nuestra vida nos podemos
desviar y tenemos que
tener claro el sentido de la vida.
Por lo mismo debes dedicar buen tiempo a nutrir tu espíritu y
un buen medio es unir la relajación con la meditación.
Crea ese buen hábito y bien pronto notarás
como te calmas, ganas
estabilidad y equilibrio emocional.
Pero pasa algo mejor si en relax te sientes en amorosa comunión con
Dios porque así tu espíritu se llena de buena energía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios