Elige
hoy ir más allá de creencias o límites que les cortan las alas al amor y a tu
propio espíritu.
Una
de ellas es el amor interesado, el amor que da para recibir, que hace trueques
y negocia sin reconocerlo.
Ese tipo de “amor” que hace negocios afectivos es muy común y
se marchita cuando el deseo y la novedad se debilitan.
En realidad, nunca se dio un amor generoso, exento de egoísmo,
solo existía un amor interesado y pobre.
Ese “amor” que da para recibir es un “amor” incapaz de entregarse de lleno y
exige contraprestaciones.
Y es que no es nada fácil sincerarse y aceptar que nuestro amor es
precario y no como el sol que regala su luz y su calor.
Por eso es tan valioso examinarse y dedicarse a mejorar y amar día
tras día sin intereses mezquinos.
Pide a Dios que tu amor sea puro y entonces encontrarás la felicidad al
darte y dar, sin poseer ni exigir.
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