Tus
hijos no son tus hijos, son los hijos y las hijas de los anhelos que la vida
tiene de sí misma.
Vienen a través de ti, mas no de ti y, aunque vivan contigo, no te
pertenecen.
Puedes darles tu amor, mas no tus pensamientos, pues ellos tienen sus propios
pensamientos.
Puedes
albergar sus cuerpos, mas no sus almas, porque sus almas moran en la
casa del mañana, que ni aun en sueños logras visitar.
Puedes
esforzarte por ser como ellos, mas no intentes hacerlos como tú, porque
la vida no marcha hacia atrás.
Tú
sólo eres el arco por medio del cual tus hijos son disparados como flechas
vivas.
Deja
que tus hijos vuelen solos del nido cuando llegue la hora y no les reclames para que
vuelvan".
Ámalos
con libertad, no apagues el fuego de su hoguera, entonces siempre te
querrán. Sabio texto de Jalil Gibrán.
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