Un
sabio guía espiritual entregó a tres discípulos una hoja con un arco iris para
colorear.
Les dijo que, aunque les sonara
extraño, llenaran todos
los espacios con un solo color según su gusto.
A ellos les sonó muy extraño, aunque ya
sabían que su Maestro era
amigo de las paradojas.
Al rato uno mostró un arco iris totalmente negro, el de
otro era de color azul
y el tercero era verde.
Excelente, acaban de colorear el arco iris de la intolerancia
ya que para el Ego solo
hay un color, el suyo.
Al Ego le fascina la uniformidad y busca imponer sus ideas a toda
costa sin contar con los demás.
Fijen ese arco iris de un solo color en
sus habitaciones y cada vez que lo miren pregúntense: ¿Soy tolerante?
El reto es que seas una "persona arco iris",
que valora todos los colores, credos y culturas como Jesús de Nazareth.
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