Quisiera enseñar a los futuros cardiólogos a difundir
entre sus pacientes estos consejos que salvan vidas. Por fortuna, hoy puedo
darte directamente los más importantes:
La
medicina más potente: el alimento. Llevo décadas llevando una dieta
vegetariana, pero desde que la literatura médica empezó a divulgar que este
estilo de alimentación reduce el índice de infartos, lo recomiendo a mis
pacientes. Aunque muchos no dejan la carne, aprovechan los siguientes consejos:
-
Come al menos 5 piezas de verduras al día. Según dos de los mayores
estudios sobre el efecto de la alimentación en las afecciones crónicas, quien
come ocho o más porciones al día corre un 30% menos de riesgo de sufrir
infartos y apoplejías que quien consume porción y media o menos. Por lo tanto,
come al menos cinco porciones diarias de frutas y verduras. A mis pacientes les
gusta preparar en la licuadora un zumo de verduras de hoja verde con fruta.
-
Toma tres tazas de té al día Los tipos verde, negro y oolong (o té azul)
reducen el colesterol total y los triglicéridos, regulan la glucosa en la
sangre y mitigan la inflamación.
- Si comes carne, que sea sin procesar.
Dejar los alimentos de origen animal es muy radical, pero puedes evitar carnes
procesadas como embutidos y tocino. Investigadores de la Universidad Harvard
observaron que comer 50 gramos de carne procesada más de una vez a la semana
aumenta en un 42% el riesgo de cardiopatías. Procura que la carne sea orgánica:
sin antibióticos, hormonas ni aditivos. Elige los animales que pastan a los que
comen granos, pues su carne contiene más ácidos grasos omega 3.
- Elige pescados ricos en omega 3:
sardina, caballa, anchoa, salmón y arenque. Son la mejor fuente de omega 3 y
promueven la salud cardiaca al reducir la inflamación, las arritmias, los
triglicéridos y la presión arterial. También es menos probable que estén
contaminados con toxinas que otras especies.
Ayuna
11 horas cada noche
El cuerpo necesita este lapso para restaurar el
metabolismo. Interrumpirlo comiendo de madrugada puede aumentar la inflamación,
la glucosa, los lípidos en la sangre y el envejecimiento celular. Da por
cerrada la cocina después de cenar, idealmente a las 7 de la tarde.
Aumenta
la actividad física
Quienes llevan una vida sedentaria son un 73% más
propensos al síndrome metabólico, un conjunto de trastornos que aumentan el
riesgo de contraer cardiopatías. Una manera de motivarte es realizar breves
actividades físicas pensando en los demás. Por ejemplo, en vez de ir sentado en
el autobús, cede el asiento a otro pasajero.
Toma
vitamina “Y”
El
yoga tiene efectos directos y potentes sobre el corazón. Unos enfermos
de fibrilación auricular —la arritmia más común— que practicaron yoga durante
tres meses sufrieron menos accesos del trastorno. En un estudio realizado a 30
hipertensos, fueron suficientes de cinco a siete minutos de yoga dos veces al
día durante dos meses, para reducir el ritmo cardiaco y la presión arterial con
respecto a otro grupo de control que no practicó yoga.
Adopta
una mascota
Parece que las mascotas tienen un efecto beneficioso
sobre el estrés, el colesterol y la presión arterial. La explicación quizá sea
que su campo energético, más tranquilo, influye en el nuestro. Cuando los
científicos monitorizan juntas a una persona y su mascota, detectan la
uniformidad del pulso. Este fenómeno, llamado coherencia, mejora la salud
cardiaca. Si no tienes perro, adopta uno.
Frecuenta
el sauna
Aunque en muchas saunas hay letreros que aconsejan
precaución a los enfermos del corazón, científicos japoneses observaron que la
sauna infrarroja, cuyo calor penetra más en la piel que la sauna tradicional,
puede beneficiar al corazón. Unos enfermos del corazón tratados con esta
terapia dos veces por semana presentaron la mitad de hospitalizaciones y
defunciones que otro grupo (que no recibió esta terapia) al cabo de cinco años.
Al parecer, los rayos infrarrojos mejoran la función de la membrana interna de
las arterias.
Sé
agradecido
Cuando Glenn Affleck, psicólogo de la Universidad de
Connecticut, entrevistó a 287 convalecientes de infarto, observó que quienes
podían ver el lado bueno del accidente tenían menos riesgo de sufrir otro
ataque en el lapso de ocho años. Por eso, es aconsejable apuntar cada día una o
más cosas de las que estés agradecido.
Reactiva
tu vida sexual
Los hombres que tienen relaciones sexuales dos veces por
semana corren la mitad de riesgo de sufrir un infarto que quienes las tienen
una vez al mes. Si padeces del corazón y temes sufrir un infarto durante la
actividad sexual, relájate: ésta supone el mismo esfuerzo que el ejercicio
leve. Si puedes subir dos pisos de escaleras sin dificultad, siéntete seguro en
la alcoba.
Abre
las ventanas
La calidad del aire en tu casa puede ser peor que en las
ciudades más contaminadas. Las fuentes pueden ser lacas para el pelo, velas,
vapores del recubrimiento antiadherente de ollas y sartenes, etc. Aunque quizá
sean inofensivas por separado y en pequeña cantidad, juntas pueden producir
inflamación, hipertensión y arteriosclerosis. Procura ventilar la casa a
menudo.
Limpia
con los productos que cocinas
Muchos limpiadores (incluso algunos ecológicos) contienen
sustancias asociadas con la apoplejía y la hipertensión. Procura limpiar la
cocina con los mismos productos con que cocinas: vinagre blanco, limón,
bicarbonato de sodio y fécula de maíz.
Tira
recipientes de plástico
Algunos componentes del plástico, como el bisfenol A
(bpa) y los ftalatos, pasan a los alimentos que tocan y pueden afectar el
sistema endocrino. La presencia de bpa en la orina se asocia con el riesgo de
cardiopatías y más de 15 artículos médicos atribuyen males cardiovasculares a
los ftalatos. Guarda los alimentos en recipientes de vidrio, cerámica o acero
inoxidable.
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