Tan
pronto entra a la oficina, la conversación se detiene. Sus colegas lo miran de
reojo cuando pasa. El lugar hierve en rumores pero nadie le cuenta nada porque
usted es el blanco de ellos.
Los chismes
de oficina pueden ser un buen tipo de distracción. Pero cuando uno es el centro
de atención, es difícil saber qué hacer.
Una reacción excesiva o decir algo indebido podría echar
leña al fuego, pero ignorar ciertas clases de chismes podría dañar su
reputación y hasta su carrera. Algunos asesores profesionales ofrecen técnicas
para manejar la situación.
Si
los rumores son inocentes o si la principal fuente carece de credibilidad entre
los colegas, a veces es mejor ignorarlos. Pregúntese si quiere librar
esta guerra. Puede cometer el error de legitimar un rumor y convertirlo en algo más grande
si se muestra molesto.
Los rumores que no tienen fundamento pueden matarse con
una simple negación. Podría requerir una respuesta más firme si su reputación o
capacidad para hacer su trabajo peligran.
Peggy Klaus, trabajó hace poco con una gerente de una
empresa de servicios públicos que había sido ascendida para supervisar varios
equipos de técnicos. Los
rumores que corrían entre sus subordinados sobre su falta de experiencia
auguraban que la jefa sería trasladada, dice Klaus, de Berkeley,
California. “Entraba en
una sala y sentía que habían estado hablando de ella”. Entonces empezó a ponerse a la
defensiva.
Klaus le aconsejó confrontar a sus subordinados y, si era
posible, hacerlo con humor. “Si
no lo hacía, se la iban a comer viva”, le dijo.
La gerente se reunió con cada equipo y los hizo reír al
decirles de manera muy informal: “Saben qué, he escuchado algunos rumores por
ahí, claro, no de ninguno de ustedes, pero rumores al fin, de que no voy a durar en este
puesto. He escuchado también muchas cosas sobre mí, pero como hay
hombres presentes no sería educado repetirlas”. Añadió que contaba con que cada
equipo le enseñara las destrezas técnicas que necesitaba y reiteró las metas al
sostener firmemente: “No
me voy a ir. Si tienen alguna pregunta al respecto, vengan a hablar conmigo”,
dijo Klaus. Los rumores se
enfriaron.
No
todos los chismes son malos. Algunas conversaciones en el espacio
laboral pueden ayudar a
aliviar el estrés o la frustración sobre percibidas injusticias, dicen
los estudios. También puede presionar
a los trabajadores egoístas o de bajo rendimiento a ser mejores. Saber y
compartir chismes es el arma de los empleados que carecen de poder para ganar
influencia informal entre sus colegas.
Es por eso que es importante no poner a las personas a la
defensiva cuando se les confronta sobre expandir rumores. Brownlee aconseja evitar usar la palabra “chisme”,
porque es un término negativo. El chisme de una persona es “información compartida”
de otra, dice.
En lugar de decir: “He escuchado que has estado
esparciendo el chisme de que tengo un romance con el jefe”, sugiere Brownlee,
diga: “Sé que Bob y yo hemos estado trabajando hasta tarde en este proyecto,
almorzando y pasando más tiempo juntos. Caí en cuenta el otro día de que la gente podría empezar
a pensar que hay algo entre nosotros. Por supuesto no creo que tú
pienses algo así. Solo quiero dejar claro que eso no estaría más lejos de la
realidad”.
El camino para resolver los chismes es menos claro cuando
no se está seguro de la fuente o la extensión del daño potencial, y una
negación directa solo atraería más atención.
Apoyarse
en colegas confiables “que le cuidarán la espalda o serán sus defensores cuando
usted no esté presente” puede ser un escudo, dice Michele Woodward, una
asesora de ejecutivos en Washington. La experta aconseja mantener alianzas fuertes en tres niveles de su
organización: arriba, por debajo y a su nivel.
Los gerentes de recursos humanos pueden algunas veces intervenir para detener rumores
que son falsos o dañinos. La mayoría de las compañías tienen políticas
escritas que desaniman los chismes y requieren que la comunicación entre empleados sea positiva y
profesional.
La propagación de un chisme hace varios años en Millard
Group empeoró las tensiones de dos compañeros de trabajo que ya tenían
diferencias, dice Paul Millard, socio gerente de la firma de reclutamiento de
ejecutivos con sede en Connecticut. El incidente provocó que la firma
estableciera una política escrita que insta a la comunicación abierta y
considerada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios