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¿CUAL ES EL VERDADERO PODER DEL OPTIMISMO?



La ciencia ha demostrado que el camino más rápido al éxito parte de una actitud positiva.

Bienaventurados los optimistas porque ellos alcanzarán la gloria y es que el 80% del éxito personal y profesional depende de emociones positivas.

 Así, el reciente estudio de la Universidad estadounidense revela que las personas positivas no sólo son más felices, sino que su rendimiento (superior entre un 65% y 100% al del resto) se ve mejor recompensado.

Las personas positivas obtienen mejores resultados a nivel profesional y, a la satisfacción de un trabajo bien hecho, se unen los logros académicos o laborales de quien cumple con sus objetivos.

Cómo convertirte en esa persona es, pues, una cuestión de actitud y para conseguirlo hemos reunido 20 consejos para triunfar sin perder la sonrisa.

Una emoción negativa dura 112 segundos, una positiva 42 ¿en qué quieres invertir tu tiempo?
Según el experto, una persona optimista rinde entre el 65% y el 100% más que una persona normal.

¿Por qué crees que los CEO de las empresas punteras invierten en motivación? Pero no debes dejar tu felicidad en manos de terceros ya que la productividad no sólo revertirá en tu empresa sino en tu propia satisfacción. Eso, claro, si te gusta tu trabajo.

No tengas miedo al cambio y desafía tus límites, las personas que caen en la zona de confort están condenadas al estancamiento.

Está demostrado que emplear 15 minutos al día en hacer examen de conciencia ayuda a acometer con éxito cualquier tarea que te propongas. Porque tiempo no es igual a calidad, tómate un cuarto de hora para planificar y organizarte, es el rato necesitas para detectar y subsanar errores antes de que te pasen factura.

Reivindicar tus logros no implica menospreciar el trabajo del resto ni hacer alarde de arrogancia, se trata más bien de hacer valer tu trabajo y obtener el reconocimiento que mereces: no dejes que tus jefes pasen por alto lo que tanto tiempo te ha llevado conseguir.

Recoges lo que siembras y atraes lo que desprendes así que conseguir que el día te devuelva la sonrisa es cuestión de ofrecer primero la mejor versión de la tuya.

Crece ante la adversidad. Resulta más fácil decirlo que hacerlo pero, aunque a veces no lo parezca, la vida nos golpea SOLO hasta donde podemos aguantar y cuanto antes asumas que podrás salir de esta antes lograrás abstraer lo positivo de cada situación. El camino depara los mismos obstáculos para pemisimistas y optimistas solo que ellos sabrán afrontarlos mejor.

Cuida tu autoestima. Para gestionar debidamente esos momentos en que nos convertimos en nuestros peores jueces conviene recordar que alguien consideró que mereces el lugar que ocupas, ¿de verdad quieres llevarle la contraria?

Confía en tus decisiones. Los expertos en recruitment se jactan de poder hacer dudar a los candidatos hasta de su propia existencia. Los nervios y la inseguridad son nuestros peores enemigos así que si crees en algo, llévalo hasta sus últimas consecuencias. Te sorprenderá de lo que un buen argumento puede vender.
Cuando decimos que nadie quiere salir con una chica a dieta no es porque llevar una vida sana sea reprochable más bien porque una cena en la que solo se habla de calorías es como la reunión post viaje en casa de unos amigos con cámara digital o peor... GoPro. Y, de la misma forma que nadie quiere oír una letanía de alimentos tabú, a nadie le interesan tus defectos o limitaciones. Resérvalos para ti y trata de mostrar tu mejor yo. Cambia los “no he podido” “no lo he hecho” “no lo sé” por “seguiré intentándolo”.

Por relevante que sea lo que venga a continuación responder “es que” en un ambiente profesional es como decir que tu perro se ha comido los deberes. Puede que estuvieras enferma, que tuvieras una urgencia familiar o que simplemente no te diera tiempo, pero lo cierto es que el informe no está acabado. Ahórrate las excusas y asume las recriminaciones concediéndoles SOLO la importancia que merecen. En otras palabras, busca la solución en lugar de lamentarte o peor aún quejarte.

Nada es tan grave como parece y si lo es, llegará el momento en que pierda su importancia. Algún día nos reiremos de esto... ¿por qué no hoy?

Fíjate objetivos abarcables. No hablamos de incluir tareas obvias en la lista de asuntos pendientes solo por el placer de tacharlas. "Lavarse lo dientes" no cuenta pero "Ser más feliz" tampoco. Es tanto o más imposible que "La paz en el mundo" y tiene la misma probabilidad de (no) abandonar tu lista. En cambio, puedes "Leer cada mañana un mantra positivo" o "reducir el número de negativas diarias".
Eso no quiere decir que renuncies a tu ambición: los sueños serán el motor de tu éxito, no los dejes atrás pero tampoco te angusties si no lográs alcanzarlos tan rápido como quisieras. Lo bueno se hace esperar, de otra forma nos volveríamos caprichosos.

Prioriza y simplifica y así evitarás que tu lista te desborde. Mantener un orden físico ayuda a controlar también el mental. Un sistema efectivo es conservar en tu bandeja de entrada únicamente las cosas que queden por resolver así tendrás una aproximación visual sobre los asuntos que requieran tu atención.

No desesperes, ármate de paciencia cuando las cosas no salgan como tú quieres. Si depende de ti, canaliza tu ira en buscar soluciones; si está en la mano de otros, procura empatizar y si escapa a la mano humana ¿por qué pierdes el tiempo preocupándote siquiera por ello?

Delegar o pedir ayuda no es sinónimo de debilidad sino de madurez y sabiduría: solo tienes dos manos ¿por qué esperas que trabajen por cuatro?

Respeta tu tiempo de ocio, tanto o más que tu jornada laboral. Un día equilibrado debería dividirse en tercios: uno para el trabajo, otro para amigos y familiares y otro para ti.

El optimismo es una característica personal no un estado de ánimo pero los pensamientos positivos pueden estimularse hasta en las personas más pesimistas. Ten en cuenta que las emociones se contagian, vigila de quién te rodeas y piensa en qué quieres transmitirles.

Cuando todo lo demás falla... recurre a la química. Pero no a la que venden en farmacia sino a la que tu propio cuerpo puede proporcionarte. El deporte genera endorfinas y no en vano se denomina hormona de la felicidad. Contraataca las situaciones de estrés con una sesión intensa de ejercicio cardiovascular: desde correr hasta boxear.

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