5.600 iglesias hay en
Colombia con Personería y otras sin ella, unas serias y muchas como una
deplorable mezcla de negocio y fe.
Después de siglos bajo la égida del Catolicismo, a veces para bien y a
ratos para mal, la
Constitución del 91 cambió todo.
Es equitativa la libertad de cultos y es bueno que cada persona pueda estar donde se sienta
bien en su fe.
La falla es que la libertad
de cultos abrió un dique y hace años pululan cantidad de iglesias en la que el
diezmo y los donativos son un gran negocio.
Sus torcidos guías en poco
tiempo tienen grandes cuentas bancarias, lujos, autos blindados y costosas mansiones
a costa de sus ingenuos seguidores.
Con razón dicen que primeo se acaba el alimento que los marranos. Es fácil lavar el cerebro a los
incautos.
Dos ayudas son el temor y una mala lectura de la Biblia. La misma
Iglesia Católica no puede lavase las manos frente a esto.
Es infame el uso que se
hace de la fe para tener poder político. ¡Pobre Dios. Cuántas torpezas y abusos se cometen en su nombre!
Sé de un taxista que le dice al colega: "Ya hice lo diario del
pastor, sigo con lo del dueño y vamos a ver que me queda a mí".
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