Te levantas un día en primavera con los ojos rojos
y con voz congestionada y te dices a ti mismo: “de nuevo las alergias“, como si
los síntomas que observas fueran una enfermedad. Este juego de palabras no es casual.
Estamos condicionados por miles de anuncios al día a equiparar las enfermedades
con sus síntomas. Dolor de cabeza, dolor de espalda, bronquitis, eczema,
artritis, zumbido de oídos, asma, presión arterial alta, una y otra vez – por
lo general no son propias enfermedades, sino signos de la enfermedad. La
creencia es que con carácter temporal, tapando los signos, hemos curado la
enfermedad. La creencia es que al nombrar los signos, se ha identificado la
enfermedad.
Tienes dolor
de cabeza y lo que te dicen en la televisión -e incluso tu médico- es que te
tomes un Tylenol o algo de Ibuprofeno, lo que sea para eliminar el dolor sabiendo de antemano
que el dolor no fue la causa del problema. El dolor de cabeza tenía una
razón, era un signo de otra cosa. Espasmo de cuello, intoxicación, estrés
emocional, alergias en los senos nasales, traumas, postura desalineada,
medicamentos, sensibilidad química, el exceso de trabajo, la deshidratación,
hambre – el dolor puede provenir de muchas fuentes, y tan pronto como se gasta
el efecto, el dolor regresa. Entonces,
la solución es seguir tomando más píldoras.
¿Qué son las alergias?
Las alergias no son ojos llorosos ni nariz tapada.
Las alergias son reacciones a sustancias irritantes. Algo extraño está
provocando las respuestas del cuerpo para limpiarse. Es como caminar detrás de un autobús
lleno de humo cuando arranca. Respiras el humo y comienzas a toser y sientes
que te ahogas con tus ojos llenos de lágrimas. Esa es una respuesta alérgica.
Por ejemplo, los seres humanos son alérgicos a las emisiones del autobús: los
ojos inmediatemente se ponen llorosos para limpiarse a sí mismos, la tos
refleja expulsar a la fuerza a los gases tóxicos antes de que se inhalen, etc.,
y todo sucede en un instante.
La tolerancia es una adaptación al estrés. Cuando nos acostumbramos a un
irritante, el cuerpo finalmente se da por vencido en tratar de expulsarlo. Al
igual que al humo de autobuses, después de unas semanas o meses de respirar los
humos de todos los días, el cuerpo no se esfuerza tanto. Las membranas mucosas
sensibles de la boca y nariz, endurecen un poco, y el cuerpo aprende a
“tomarlo.” Está cada vez menos sensible a un veneno. No quiere decir que no lo va a matar, sino que
sólo significa que el cuerpo se está acostumbrando a ese grado de ser
envenenado. El irritante ya no está provocando una respuesta tan fuerte
como la limpieza que solía hacer.
Lo mismo pasa con alguien que está aprendiendo a
fumar cigarrillos. Tose y
se ahoga en un primer momento, pero pronto se agarra de ello. La capacidad del
cuerpo para deshacerse de las toxinas se fue debilitando.
Medicinas para el resfriado
Todos hemos oído hablar de los antihistamínicos.
Las pastillas y aerosoles que destapan la nariz congestionada. Estos trabajan bloqueando las histaminas.
Las histaminas son
producidas por nuestros glóbulos blancos para activar los mecanismos de
protección, como congestionar la nariz, hacer los ojos llorosos, y
cerrar la digestión. La medicina para la alergia suele ser un antihistamínico,
que extrañamente interfiere con los intentos normales del cuerpo para
protegerse. La boca, la nariz y los ojos – que es la primera línea de defensa.
Cuando los antihistamínicos bloquean estas
respuestas normales para que no sucedan, al irritante o alérgeno o antígeno se
le permite entrar más en el cuerpo de lo que nunca habría conseguido. Este es un efecto secundario de los
antihistamínicos. Puedes estar agradecido de que puedes respirar otra vez. El
problema no era la congestión nasal o los ojos llorosos, el problema era el
alérgeno: el irritante. Los antihistamínicos no tocan la causa subyacente, sino
que sólo suspenderá la capacidad del cuerpo para responder con sus mecanismos
de compensación normales. Resultado: la tolerancia que es lo mismo que
toxicidad. Es como si estuvieras conduciendo por la carretera y de repente se
oye un ruido horrendo que viene del motor. Así que subes el volumen de la radio con el fin de
encubrir el ruido. Eso es precisamente lo que estamos haciendo con medicamentos
para la alergia.
Qué causa las alergias
El enfoque de tratamiento de la alergia debe ser
la eliminación de los estímulos fundamentales de la obstrucción de los senos
paranasales y la nariz y los ojos llorosos.
En primer lugar, identificar el factor causante. Para algunos puede ser el pelo de gato, el
polvo, el polen, los mariscos, la lana, etc. Sin embargo mucha gente
puede estar alrededor de todos ellos y no reaccionar. La genética suele ser una
respuesta, pero que suele escucharse más como excusa cuando no se tiene el
conocimiento real. La realidad es que con toda la sobrecarga de “tolerancias”
(toxicidad) que hemos adquirido en nuestro cuerpo a través de lo que comemos,
olemos y nos untamos, entre otras cosas, hemos comprometido en gran manera a
nuestro sistema inmune que nuestro cuerpo reacciona cada vez más de manera
intolerante a elementos diversos.
Umbral de reactividad
¿Has estado
alguna vez en una tienda de comestibles y te diste cuenta cómo los pequeños les
gritan a su mamá que les compre todos esos alimentos refinados (salados y
azucarados, sólidos o bebidas) que tienen en venta y que conocen a través de
los anuncios en la televisión? Lo peor de todo es que sin tener el conocimiento
de que todos ellos contienen ingredientes tóxicos, se los compran.
Los niños están cada vez más gordos, más enfermos
y con problemas de déficit de atención.
Estas problemáticas sobre la alergia, la obesidad y el desarrollo neurológico,
están ya documentadas en todas las estadísticas científicas relevantes en el
mundo.
Alimentos procesados no pueden ser digeridos
Esta es la
idea clave de este artículo: los alimentos procesados refinados no puede ser
digeridos. Cuando un niño nace, su tracto y sangre están limpios y claros. A
medida que comienza a comer toda esta comida que no se puede metabolizar, el
lodo residual se acumula en el tracto digestivo y en la sangre. Llamemos a esto
acumulación de carga tóxica.
Digamos que
hay un nivel de toxicidad por debajo del cual el niño no reacciona a los
alimentos procesados: se
encuentra sin asma, ojos llorosos, secreción nasal, erupciones en la piel,
etc., pero al paso del tiempo la carga tóxica se acumula hasta el punto en que
un día cruza la línea, supera el umbral, y ahora el niño reacciona – cualquier
tipo de reacción alérgica se puede producir. En ese momento el paciente ha
desarrollado una carga de alimentos tóxicos acumulados que ha superado la
capacidad del cuerpo para tratar con ellos – para descomponerlos y procesarlos.
Decimos que ha alcanzado el umbral de reactividad – y que es el fin de la infancia,
en un sentido de la salud.
Alergias asma
Resultado:
asma, alergias, afecciones cutáneas, tos, bronquitis, fatiga crónica, falta de
desarrollo, etc. Es ahí cuando es llevado el niño al médico a consultar y en
sólo quince minutos declara que el niño tiene “alergia” que se debe a una
deficiencia genética, etc. Las madres de muchos niños con esos problemas sabrán
mejor qué quiere decir esto. De un dos por tres, el niño es clasificado como
alérgico y tendrá que tomar diferentes medicamentos que quizás tenga que tomar
por años si además, tiene otra complicación, como el asma.
Lamentablemente
no hubo ninguna mención sobre la caja de cereal del supermercado, o de las 4
donas de harina que el niño come en el desayuno o las 4 gaseosas que toma
durante el día o el helado que toma de postre después de la cena. Ninguno de esos es tomado en la
ecuación sin saber que esto es básicamente el problema de raíz.
Acumulación de carga tóxica
Así que
tenemos una idea diferente, además de los medicamentos. Descomponer y eliminar el lodo tóxico que se ha
acumulado en la sangre de todos estos años. En primer lugar conseguir
estar por debajo del umbral, y luego eliminar la carga tóxica en conjunto.
¿Qué tienen en común el 99% de las personas
alérgicas? La comida no
digerida. La comida no digerida se acumula en el tracto digestivo, en la
sangre, en los tejidos, órganos y articulaciones. Se mantiene durante meses y
años y no puede ser desalojado por cualquiera de los métodos del cuerpo. Y la
última y más persistente de estos métodos es la respuesta inflamatoria – el
intento del cuerpo para atacar y expulsar al intruso.
Carga tóxica lleva a deficiencia de enzimas y
flora
La
acumulación crónica de alimentos no digeridos, da dos señales principales de
deficiencia en el cuerpo: las enzimas y la flora intestinal.
Enzimas
Las enzimas son necesarias para la descomposición
y la digestión de los alimentos.
Sin ellas, el cuerpo hace un valiente esfuerzo para emplear sus propias enzimas
digestivas para hacer el trabajo. El problema es que muchos de los alimentos
que comemos hoy en día son completamente nuevos a la especie humana en los
últimos 100 años. Nuevos productos químicos y conservantes se han introducido
en nuestro suministro de alimentos para dar sabor y preservar. Los grasas, rancias
y oxidantes de las papas fritas son demasiado extrañas para nuestro cuerpo.
Nuestros cuerpos no pueden descomponerlas. Después de un cierto esfuerzo, el
cuerpo se da por vencido. Esa es la razón principal de las personas mayores
tienen dificultades para la eliminación. Y muchos jóvenes también.
Flora
La flora significa bacterias buenas. Un colon normal debe tener casi 3
kilos de bacterias buenas en todo momento. También se llaman probióticos, e
incluyen especies como Lactobacillus, L. salivarius, Acidophilus, y muchos
otros. Su trabajo es la fase final de la digestión. Sin ellos, los alimentos se
pudren en el colon.
Comida
podrida queda cementada dentro de los pliegues interiores de revestimiento del
colon, se destruyen las células de la mucosa lo que impide la función normal, y
finalmente se bloquea la evacuación adecuada. La comida putrefacta se fuga por
el torrente sanguíneo, yendo a cualquier parte que pueda del cuerpo.
La autoridad
mundial en probióticos, el fallecido Dr. Khem Shahani, describió la flora como el segunda sistema
inmunológico. Se
refería a la capacidad de la flora para eliminar un estímulo tóxico o
alergénico – alimentos no digeridos – del cuerpo. La comprensión de este
concepto simple es la clave para comprender la dinámica esencial entre un colon
saludable y el fin de las alergias. Con raras excepciones, las alergias,
simplemente no pueden coexistir en un cuerpo que tiene un colon saludable.
La flora probiótica – las buenas bacterias – son formas de vida frágiles existentes
en el cuerpo normal en un equilibrio dinámico junto con las bacterias
patológicas, hongos y formas virales. Estas buenas bacterias mueren por los
siguientes agentes, entre otros:
Antibióticos que tomamos
Antibióticos en la carne que comemos
Antiácidos, como Zantac, Tagamet, etc.
Ibuprofeno y paracetamol
Medicamentos de venta libre
Azucar blanca
Bebidas carbonatadas
Antihistamínicos
Agua potable clorada
Agua fluorada
Café
¿Hay solución?
Si puedes
admitir que estás realmente cansado de tus alergias experimenta con tu cuerpo
si éste se encuentra en las condiciones que te permitan eliminar ciertos alimentos de tu dieta e incluir
otros. Como hemos dicho, básicamente las alergias son la consecuencia de
un sistema inmune comprometido por malos hábitos alimenticios y del cuidado del
cuerpo. Puedes ir empezando a dejar ciertos alimentos que son los que
contribuyen más a que nuestro organismo se sobrecargue de tóxicos que no pueden
ser eliminados fácilmente, y junto a esto llevar una dieta más saludable libre
de productos cargados de los ingredientes tóxicos que ofrece la industria
alimentaria.
Empieza eliminando estos alimentos por 1 mes o 2
Lácteos
Azúcar, harina, sal refinados (los 5 venenos
blancos)
Alimentos procesados industrializados, enlatados,
empaquetados
Cocinar alimentos con grasas trans
Gluten
Gaseosas
Cafeína
Sin lácteos
significa todo lo que contenga derivados de leche de vaca: queso, mantequilla,
sin salsa Alfredo, sin yogur, sin helado, sin aderezos cremosos blancos
comerciales, sin suero lácteo.
Sin azúcar blanco significa: sin refrescos, sin donas, galletas,
pasteles, sin helados, etc.
Incluye esto en tus nuevos hábitos alimenticios
Comer abundantes ensaladas en tus comidas. Ensaladas con vegetales de hoja verde
2 veces al día
Toma jugos
verdes diariamente
Comer con la
norma 80-20, 80% de alimentos sin cocinar y crudos, y 20% ligeramente cocinados
de manera saludable.
Tomar
suficiente agua filtrada
Usar productos de belleza naturales
Considera la idea de
hacerte limpiezas colónicas para ayudar al intestino a deshacerse de los
deshechos que no eliminó en las evacuaciones y que son alimento putrefacto. Y
siempre apóyate de un especialista para que te dirija en esta etapa de
desintoxicación. No te automediques, y si vas a intentar hacer un cambio para
tu recuperación, hazlo siempre de la mano de un especialista funcional (u
holístico) que te dirija adecuadamente.
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