Anímate
a buscar nuevos horizontes y apóyate en la fe para que estés firme, sereno y no
sucumbas al desespero.
Si te calmas con la relajación y valoras tus
dones, puedes soñar con
presagios afortunados y una nueva luz.
Si estás cautivo en la cárcel emocional del
odio o la culpa, los rencores o la ira, perdónate y perdona de corazón.
Pierdes
mucho con odios o rencores atragantados y ganas lo máximo
si sanas el ayer, perdonas y amas en el ahora.
Confía
más y más en Dios, en ti, en tus dones y en todo lo bueno
que puedes hacer en el planeta.
Tus relaciones fluyen cuando te pones en el lugar de los otros y
evitas divergencias inútiles y desgastantes.
Esas relaciones no son tensas si sabes ceder y eliges
comunicarte con amor y humildad, no con agresividad y soberbia.
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