Según
un proverbio árabe la misma lluvia produce espinas en un pantano y flores en un
jardín.
Y la explicación está en las semillas y en el
terreno que son un buen símbolo de tu interior.
En
tu espíritu están tu fuerza, tu esencia, y lo externo solo te afecta en la
medida que tú mismo lo permites.
Ni
los elogios ni los agravios tocan tu alma puesto que
tienen que ver con tu imagen, no con tu verdadero ser.
Por eso los sabios han estado siempre más allá de la opinión
ajena sin perder la paz por los juicios o las críticas.
Buda seguía impertérrito cuando lo ofendían y
decía: “si respondo cedo
al otro el poder que está en mí”.
Sócrates también decía que responder a una ofensa era
seguir el juego de los otros y caer en su trampa.
El sabio no se deja enganchar y tú también lo
puedes hacer para que tu
vida sea un jardín, no un pantano.
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