Donde
nos conocemos a fondo, y nos queremos como mejor sabemos.
Donde
la casa es historia, hogar y memoria, y la puerta está abierta.
Donde
se dicen las cosas más claras.
Donde tienes tu raíz y tu entraña, donde te quitas el
maquillaje y te pones las zapatillas.
Pero también donde nos tenemos sin apresarnos, que habrá
que volar o ya volamos del nido un día.
Donde no siempre pensamos igual, creemos de distintos
modos, y soñamos diferente, porque corre
la misma sangre pero por diferentes
corazones.
Donde a veces hay silencios difíciles, palabras
pendientes, donde el amor es asimétrico, porque hay quien da todo y hay quien
exige de más y agradece de menos.
Nuestra
familia, la que nos dio la vida o la que formamos... es el lugar en donde
tenemos que aprender:
a callar,
a ayudar,
a amar y perdonar,
a abrazar,
a luchar y seguir,
a enojarte y desenojarte,
a caerte y levantarte,
a consolar y dejarte consolar....
a llorar y a secar lágrimas ajenas, a romper y reparar,
a rezar y suplicar...
Y lo más importante:
AMAR de verdad!!
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