Para algunos la Navidad no es alegría,
están con su alma desgarrada, con un ápice de fe, y sobreviven en un limbo
lleno de brumas.
Acaso
estás luchando con lo que no puedes cambiar y perdiéndote la magia del ahora,
asediado por miedos, odios o la desesperanza.
Más
aún, es tal tu sensación de orfandad que peleas con el mismo Dios y no le ves
sentido a la vida.
¿Sabes algo? El mismo Jesús estuvo en ese desierto, se sintió desamparado y tuvo hondas pruebas de fe.
Por eso debes perseverar, buscar ayuda,
calmarte y creer que saldrás de esas oscuras cavernas.
La vida
no es un absurdo y puedes poner a raya el mal al aquietarte y reavivar tu fe.
Ánimo, vuelve a confiar.
Sé como
esos náufragos que soportan lo indecible y se salvan cuando ya los daban por
perdidos.
No es fácil, pero afronta el hoy con
esta certeza: Mi luz nace de creer, mi fuerza de esperar y mi descanso de
amarte, oh Dios y de amarme y amar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios