Sigue siempre la voz de tu corazón en
sintonía con Dios, con tu ángel, y vibrando en el amor.
Decide enfrentar los retos con amor
sincero, una fe
inquebrantable y una esperanza serena y alegre.
Sigue lo que cuadra con tus anhelos, no lo que te impongan los
demás o una educación rígida.
Ama en el instante, aprecia el ahora y no te dediques a hurgar en el
pasado para culpar o culparte.
Un estupendo regalo para tu espíritu y tus
relaciones es valorar la
diversidad y ser tolerante.
Otra
acción que siempre te da buenos réditos es buscar la unión, no la confrontación.
Por eso
estás bien cuando centras
tus miras en amar y convivir, no en dominar y competir.
Jesús
despejó para todos el buen sendero cuando dijo: “Amen a los que les hacen daño y nunca devuelvan mal por
mal”.
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