Paciencia no es sinónimo de pasividad,
indiferencia o resignación, sino de poder y de control sereno.
Consiste
en esperar el momento
justo para actuar, sin desesperarte.
Entonces
sacas el mejor provecho de
las circunstancias y obtienes los mejores resultados con el mínimo
esfuerzo posible.
Ser
paciente implica no
malgastar tu energía, eligiendo sabiamente qué hacer y cuándo es el
momento adecuado para intervenir.
Es un
estado activo en el que decides conscientemente esperar calmado para hacer tu
movimiento.
Crea el buen hábito de relajarte y
meditar y entonces verás con alegría de cuánta paz
y calma disfrutas.
Eso significa que pasas de ser una
persona reactiva y te conviertes en una persona reflexiva y serena.
Ese
cambio te brinda un enorme poder. “La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad
del fuerte”. Emmanuel Kant.
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