Según Steven Naifeh, coautor de
"La vida de Van Gogh" (Taurus), el gran pintor no se suicidó, sino
que recibió un disparo accidental.
Hay datos que lo confirman y se sabe que unos jóvenes lo molestaban y lo llamaban
"el loco pelirrojo".
Van
Gogh era con toda probabilidad maníaco-depresivo y así lo creen muchos psiquiatras.
Padecía una epilepsia severa y otras enfermedades que le debilitaban mucho.
Sin embargo, era capaz de ser feliz, sobre todo cuando se conectaba
con la naturaleza y pintaba sus obras.
Se
puede decir que fue muy
desgraciado casi toda su vida, pero tuvo la voluntad heroica de seguir adelante a pesar de su
miseria.
Perseveró, no solo para sobrevivir, sino para crear una de las obras más
importantes de la historia.
Van Gogh es un ejemplo de lucha como lo fueron Beethoven y Goya
con su sordera, o Bach con su orfandad.
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