Soy bienaventurado si las dotes que me
adornan son el amor, la coherencia y la rectitud.
Cualidades que no todos valoran como se
debe, es más, me
llevan por la puerta estrecha.
Pero contigo, Señor, avanzo airoso y sé que por la puerta ancha de
lo fácil me extravío.
Me
haces ver a cuáles abismos descienden los que negocian su conciencia y ferian su paz interior.
Dios
mío, contigo venzo las
insidias, domino las tentaciones y soy honesto y puro en hechos y en
intenciones.
La coherencia y la rectitud me dan
serenidad y son mi mejor apoyo en las vicisitudes de la vida.
Mi espíritu se siente libre y ligero
con tu amor, Dios
de mi vida, no con lo material.
Señor, no camino a ciegas, eres mi faro
y me ayudas a sortear
cualquier obstáculo.
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