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PALABRAS TÓXICAS QUE AFECTAN TU FELICIDAD


Por norma general no le prestamos mucha atención a las palabras tóxicas que empleamos. Pensamos que las elegimos al azar, conforme lo demanden las circunstancias, pero realmente se ha probado que cada cual tiene una forma de charlar única, tal y como si fuera una “huella verbal”.

Una investigación efectuada en la VU University, de Ámsterdam, descubrió que las personas extravertidas escogen palabras muy, muy diferentes de los retraídos. Los retraídos prefieren charlar en términos más específicos y concretos y emplean un lenguaje más precavido lleno de “quizás” y “probablemente”, al paso que los extravertidos escogen palabras más vagas y abstractas en su alegato rutinario siendo más directos expresando sus deseos.

Indudablemente, las palabras tienen un poderoso impacto pues no solo sirven para describir el planeta sino acaban creando nuestro planeta. En la estupenda novela de George Orwell “1984”, el escritor se refiere al increíble poder del lenguaje para darle forma a nuestra realidad. En verdad, la neolengua había de ser “un lenguaje articulado que brotara de la laringe sin implicar en lo más mínimo a los centros del cerebro”. En otro capítulo afirma: “Cada año va a haber menos palabras, de esta manera el radio de acción de la conciencia va a ser poco a poco más pequeño”.

La Programación Neurolingüistica aborda la relevancia de las palabras en la construcción de nuestros modelos del planeta. El diálogo que sostenemos con nosotros mismo acaba por transformarse de verdad absoluta, con lo que es esencial que no lo dejemos a cargo de los estereotipos sociales o bien los cánones que nos inculcaron en la niñez.

Palabras Tóxicas que sabotean tu felicidad

1. Culpa
Afirmamos de manera frecuente que nos sentimos culpables, mas no somos conscientes de las repercusiones de esta palabra. Sentirse culpables implica aceptar que hay algo mal en nosotros, que alguna de nuestras peculiaridades como personas no son convenientes, lo que produce una profunda sofocación existencial. En su sitio deberíamos utilizar palabras considerablemente más precisas, como “me arrepiento con lo que he hecho”, lo que quiere decir que nuestro comportamiento no fue adecuado, mas no que hay algo horriblemente mal en nosotros.

2. Fracaso
Henry Ford afirmó que “el fracaso es una enorme ocasión para comenzar otra vez con más inteligencia”. Realmente el fracaso no existe, solo existen experiencias de vida que nos llevan por un camino u otro. Meditar en concepto de fracaso significa aceptar la encalla de medir de la sociedad y amoldarnos a sus patrones de éxito, de forma que si no encajamos, aceptamos que hemos fracasado. De ahí que, en lugar de charlar en concepto de fracaso, deberíamos charlar en concepto de “experiencias de vida”.

3. Deber
La palabra “deber” es uno de los nudos que más fuertes nos anudan, inventada por la sociedad para producirnos la sensación de culpa cuando no queremos hacer algo, cuando nuestros impulsos y deseos van justo en la dirección contraria y no hallamos ningún provecho en ese acto. Bastantes personas han arruinado sus vidas pues siempre y en toda circunstancia han utilizado el “debo” en lugar del “quiero”. El inconveniente del “deber” es que hace que funcionemos como androides impulsándonos a hacer algo que no nos apetece. La solución es hallar el significado y conseguir que los “debo” se transformen en “quiero”. Busca lo que te apasiona, y deja que las personas a tu alrededor asimismo lo hagan.

4. Imposible
No se trata de abrazar un positivismo ingenuo, es esencial ser realistas. No obstante, recurrimos más veces a la palabra “imposible” de lo que sería aconsejable. Y es que muy frecuentemente ocupa el sitio de “poco probable”. En nuestra psique, transformamos lo “poco probable” en “imposible”, y de esta forma nos cerramos un mundo de posibilidades que, aunque pequeñas, pueden conducir al éxito con el empeño. En todo caso, es mejor meditar en concepto de probabilidades que aceptar palabras lapidarias como “jamás”, o bien, “imposible”. Confucio nos ofrece una idea para aceptar este reto: “cuando la meta te parezca imposible, no cambies de objetivo; busca un nuevo camino para llegar a él”.

5. Odio
El odio es una de las emociones más malvadas que existen pues acaba ocasionando un daño enorme, sobre todo en quien la experimenta. Está claro que el odio existe, no podemos suprimirlo, pero deberíamos asegurarnos de ser considerablemente más concretos cuando catalogamos nuestras emociones. Probablemente lo que cataloguemos como odio realmente sea rencor, frustración o enfado, etiquetarla como odio va a hacer que medre y se transforme verdaderamente en esa emoción que nos hurta la paz.

6. Siempre
El inconveniente de esta palabra es que en general sale de nuestra boca cuando procuramos reprochar a alguien: “siempre te comportas así”, o bien, cuando procuramos proteger algo: “siempre lo hemos hecho así”. No obstante, siempre y en toda circunstancia es homónimo de “inmovilismo”, con lo que es una palabra que no se amolda a la realidad, sencillamente por el hecho de que las cosas están en constante cambio. Siempre y en todo momento acostumbra a ocultar la resistencia al cambio, el deseo a aferrarse al pasado y la negación de la evolución. De ahí que, es esencial que utilicemos esta palabra con mucha precaución.

7. Jamás
De la misma manera que “siempre”, jamás es una palabra inmovilista que no refleja fielmente la realidad, que está en constante cambio. Esta palabra es reflejo de una visión recia que nos cierra a los nuevos caminos que pueden desplegarse ante nosotros. Sostenerse abiertos al cambio es esencial pues nos dejará amoldarnos, meditar que algo jamás puede pasar puede conducirnos a una enorme decepción.

8. Problema
La palabra tiene implicaciones muy negativas por el hecho de que lo asociamos con obstáculos y contrariedades. Cuando la incluimos en nuestro diálogo interior, de forma inmediata nuestro cerebro reacciona haciendo saltar todas y cada una de las alarmas y produciendo un estado de agobio y ansiedad. Podemos resignificarla, asumiendo que realmente es una ocasión, o bien podemos aceptar un camino más fácil y reemplazarla de manera directa por la palabra “reto”. Todos y cada uno de los inconvenientes, en el fondo, son solo retos que implican que cambiemos algo. Podemos escoger si fijarnos en su aspecto negativo, o bien, destacar la posibilidad de cambio.

9. Algún día
Milton Erickson afirmó que “una meta sin una fecha es solo un sueño”. Si eres de las personas que siempre y en toda circunstancia se afirma “algún día lo haré”, entonces quiere decir que has puesto en pausa tus proyectos vitales. Estas palabras acostumbran a ocultar el temor al fracaso, a salir de la zona de confort, o bien, la carencia de confianza en las propias capacidades. Si verdaderamente queremos algo, debemos comprometernos con esto y realizar un plan de acción. En caso contrario, cualquier día se transformará en jamás.

10. Intentar
Hazlo o bien no lo hagas, no solo lo procures. Decir que vamos a procurar algo acostumbra a quiere decir que no estamos suficientemente seguros, que no estamos suficientemente comprometidos y/o que no somos suficientemente capaces. En todo caso, significa iniciar con el pie izquierdo. Es verdad que las cosas no siempre y en todo momento salen como planeamos y que no siempre y en toda circunstancia podemos lograr las metas que nos planteamos, pero debemos partir con una actitud positiva.

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