En
la iglesia Mason Temple de Memphis el 3 de abril, víspera de su asesinato,
Marttin Luther King dio su último discurso sobre el “mountaintop”, cima de la
montaña.
King anticipó su muerte: “Me gustaría vivir una larga
vida, pero eso no me preocupa ahora.
Solo
quiero hacer la voluntad de Dios.
Él me ha permitido llegar a la cima de la
montaña.
He mirado desde allí y he visto
la tierra prometida.
Es
posible que no llegue allí con vosotros”.
El asesino fue James Earl Ray, un prófugo de
la cárcel, racista, blanco, de familia pobre.
Es
posible presentir la muerte porque cada espíritu ya programó con Dios en el
cielo cuando va a trascender.
El hotel donde King murió a los 39 años es hoy
el Museo Nacional de los Derechos Civiles, y su cuarto 306, está reconstruido
como lo dejó.
De verdad King llegó a la cima con su fe fuerte, su
transparencia, su amor por la justicia y los altos valores.
Se cree
que dijo:
“El
mundo está mal no por el daño que hacen los malos, sino por todo el bien que
dejan de hacer los buenos”.
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