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HABLA A TUS HIJOS COMO SI FUERAN PERSONAS MÁGICAS, AMABLES Y SABIAS


Habla a tus hijos como si fueran personas mágicas, seres hechos de amabilidad, dotados de humildad a la vez que de respetuosa sabiduría, porque de ese modo, y a fuerza de escucharlo y de creerlo y actuarán finalmente de ese modo. Se convertirán en adultos especiales que darán forma a cada una de esas semillas que sembraste en ellos.

Algo que saben muchas mamás y muchos papás es que no siempre es fácil inculcar en los propios hijos esos valores que nos definen y que en esencia, configuran esa nobleza digna y respetuosa con la cual poder ser felices y a su vez dar felicidad. Como siempre señalamos en nuestro espacio pocas cosas tienen más trascendencia que servir de ejemplo, sin embargo, hay un aspecto más que nunca deberíamos perder de vista en la crianza.

Hablamos de la necesidad de ser artífices, propiciadores de ese aprendizaje que parte de las emociones y que es capaz de modelar mentes y corazones. Ya lo dijo María Montessori una vez «hay que sembrar en los niños buenas ideas aunque no las entiendan, los años se encargarán de descifrarlas y de hacerlas florecer en su corazón».

Tal arte, tal arquitectura educativa y maravillosa necesita de todas nuestras energías, de nuestro tiempo e intencionalidad. Sin embargo, es un esfuerzo cotidiano en el que vale la pena invertir la vida entera, nuestros sueños y nuestras esperanzas. Te explicamos cómo lograrlo.

Tu hijo es mágico, hazle ver, sentir y creer que es especial

Hacer creer a un niño que es especial no es hacerle ver que es mejor que nadie.

Es permitirle ver el mundo con seguridad, sabiéndose amado, sabiéndose capaz de luchar por sus sueños, de tener voz en el mundo, de dotar día a día a su autoestima de una estructura interna fuerte y valiosa.

Toma nota sobre qué sencillas estrategias y actos cotidianos nos permitirán conseguir ese crecimiento interior, el de sentirse valioso y especial:

Confiere valor e importancia a cada cosa que diga tu hijo, refuerza de forma positiva aquello que haga bien y evita criticar o sancionar sus equívocos. Cuando haga algo de formar incorrecta ayúdalo a mejorar transmitiéndole tu confianza.

Valóralo en público.
Potencia su imaginación, ofrécele oportunidades de aprendizaje donde disfrute, donde pueda conectar con el entorno, con aquello que le rodea y también contigo.
La humildad y la amabilidad, dos raíces que hacer crecer en tus hijos

Educar a nuestros niños en la humildad les permitirá en primer lugar aprender a manejar mejor la frustración. Demostrarles desde bien temprano la necesidad de compartir, de no ser más que nadie, de tener en cuenta a los demás, hará que poco a poco esa época comprendida entre los 2 y los 6 años y caracterizada por el clásico egocentrismo infantil, sea menos intensa y más abierta hacia los demás.

Ser amables no es solo cuestión de civismo, es un valor con el cual crecer como personas y que a su vez, está vinculada con la humildad. En esta dimensión también nosotros debemos servirles de ejemplo en el día a día, y la amabilidad, no lo olvidemos, también se demuestra en el lenguaje, en el tono, en el modo en que nuestros hijos nos ven tratar a los demás.

Para inculcar a nuestros niños la amabilidad, no dudes en seguir estos consejos:

Enséñales a decir «gracias» a entender el efecto que esta palabra ejerce en el día a día.

Enséñales a compartir, a esperar turnos, a respetar tiempos, a que lo tuyo y lo mío también puede ser «lo nuestro».

Permite que tome contacto desde épocas tempranas con otros niños. Esa interacción con sus iguales le ayudará a saber compartir, a tomar contacto con otras ideas, gustos, preferencias…

Tu niño es sabio, trasmítele el amor por el aprendizaje

Un niño curioso es un niño receptivo. Un niño que se siente libre para interaccionar, para preguntar, para acercarnos a nosotros con sus dudas, con sus intereses y sus comentarios es un pequeño que disfruta aprendiendo. Debemos potenciar ese valor, el de la curiosidad.

Queda claro que no todos los niños aprenden al mismo ritmo, que cada uno tiene sus intereses, y que cada pequeño presenta unas aptitudes y unas potencialidades. Sin embargo, todos los niños son sabios, ellos disponen de una capacidad innata por interaccionar con el mundo, de ilusionarse, de ver las cosas desde una perspectiva que nosotros como adultos hemos perdido.

Debemos reforzar ese don, el de esa nobleza y esa magia que les permite disfrutar de las cosas con una intensidad excepcional. Un niño que se siente cómodo, que es apoyado por sus padres, que se siente amado y valorado por todo lo que es y lo que puede hacer, será un pequeño que disfrute aprendiendo y que seguirá aumentando su potencial.

No dudes en recordarle cada día a tu pequeño tesoro que es mágico, que es sabio, que es humilde y una persona muy especial.

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