Un
buen medidor para saber cómo estás en el camino espiritual es el que te dice
cómo estás en amor y en humildad.
Como bien lo decía Santa Teresa de
Jesús, estas dos virtudes
andan juntas y se apoyan la una a la otra:
"No puedo yo entender como haya ni pueda haber
humildad sin amor, ni amor sin humildad".
La gran mística española conocía el
ajedrez y puso como reina del juego a la humildad:
"No
hay dama que haga rendir a Dios como la humildad,
que fue la que lo trajo del cielo a las entrañas de la Virgen".
A la misma santa le dijo un día Dios en
la oración: "Hija, la
verdadera humildad es conocer cada uno lo que puede y lo que yo puedo".
El amor y la humildad son dos alas para
volar muy alto, pero siempre
con los pies sobre la tierra.
Jesús es tu mejor Maestro para amar de verdad y para
silenciar las voces del Ego con una profunda sencillez.
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