duelo
Solo
sanamos de un dolor cuando lo padecemos plenamente (Marcel Proust).
Esta frase con la que inicio el post refleja
perfectamente la esencia del mismo. Solamente podemos superar una situación de duelo experimentando todas
las emociones y sentimientos que conlleva, hasta conseguir adaptarnos a la
nueva circunstancia de pérdida.
Cuando conocemos que ha fallecido alguien cercano y nos
dirigimos hacia la familia para transmitirle nuestro pesar, puede surgirnos la
duda de qué decir.
Generalmente
se utilizan frases del tipo: “no llores”, “hazlo por tus hijos”, “tienes que
ser fuerte”, “no pienses en ello”,… Todas estas expresiones, aunque son dichas
con buena intención, son inadecuadas de cara a facilitar la elaboración del
duelo, pueden incrementar los sentimientos de tristeza y generar ansiedad en la
persona que está viviendo la pérdida.
¿Qué
debo y qué no debo decir?
El
duelo es un proceso, que debe ser experimentado y elaborado por la persona que
ha perdido a su ser querido. Lo primero y más importante es no condicionar a la
persona en relación a cómo se debe sentir y cómo debe actuar. Debemos
tener en cuenta que el proceso de duelo es vivido por cada persona de forma
diferente, y esto debemos respetarlo.
Es también importante no inhibir la expresión de
emociones por parte de la persona en duelo. Por tanto, debemos evitar frases
del tipo “no llores”, “no te preocupes”, “no pienses más en ello”,… Simplemente
si la persona desea expresar sus sentimientos, permitir que lo haga y animarle
a ello. Preguntas como “¿cómo estás?”, “¿qué tal lo llevas?”, serían adecuadas.
Relacionado con esto, tampoco sería adecuada una reacción de huída ante esta
situación. El contacto
físico con la persona (un abrazo, cogerle la mano,…), siempre de forma moderada
y si la persona en duelo lo permite, facilita la expresión y transmisión de
apoyo.
Otro aspecto también importante es evitar decirle a la
persona en duelo lo que debe hacer o cómo se debe comportar, evitando frases
del tipo “ahora tienes que mirar hacia adelante”, “piensa en tus hijos”,… Debemos dejar que la persona
gestione la situación como crea conveniente y como se sienta más a gusto.
La utilización de la frase “sé cómo te sientes” tampoco
es adecuada. Cada persona experimenta la pérdida de una forma diferente, por lo
que sería más adecuado
expresarse a través de frases como “entiendo que te debes sentir mal”.
Intentar
acelerar el proceso de duelo tampoco es una buena estrategia. Como
media, este tiempo se
extiende entre 6 y 12 meses, aunque en algunas personas puede durar
menos o más tiempo. Debemos asumir que cada persona es diferente y necesita su
tiempo para elaborar la pérdida y adaptarse a la nueva situación.
Cuando
una persona pierde a su ser querido, generalmente su rutina diaria cambia,
encontrándose en muchas ocasiones con más cantidad de tiempo libre. Con toda
buena intención, las personas cercanas tratan de ocuparle ese tiempo con
actividades, hobbies, tareas,… sin darse cuenta de que esto puede alargar el
proceso de duelo, pues la persona no experimenta la pérdida y no puede
elaborarla. Permitir que la persona decida si quiere o no realizar nuevas
actividades y que sea ella la que decida en qué cantidad y forma.
En relación
a los recuerdos presentes de la persona fallecida, en algunas circunstancias
tratamos de ocultarlos para “no hacer sufrir” a la persona en duelo. Pero es
precisamente la presencia de los mismos lo que la puede ayudar a elaborar la
pérdida, pues debe aprender a convivir sin esa persona y con su recuerdo.
Y por último, es importante tener presente que la persona en duelo necesitará
apoyo cercano no solamente el propio día de la pérdida, sino también después,
cuando vuelve a casa y debe aprender a vivir el día a día sin esa persona.
Es esencial estar presentes y prestar apoyo también durante este período del
duelo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios