Asume tu realidad sin culparte ni
culpar. Sé consciente de que llorar
sobre leche derramada sólo aumenta el charco.
Aprende de tus errores, sé tolerante con los errores de los otros y toma siempre lo mejor de la vida.
Todo lo que vives es necesario. “Bueno”
y “malo” son
rótulos que pones a los hechos, según las creencias que te condicionan.
Con una
mirada ética, matar, robar o mentir es malo, con base en un acuerdo moral universal.
Ese acuerdo nos ayuda a convivir, pero que algo sea bueno o malo
no funciona tan claro en otros campos.
Supuestamente un cáncer es “malo”, pero
algunos pacientes dicen: “Me cambió la vida para el bien”. La realidad es mala o buena según como tú la asumes.
Lo que ves como un mal puede ser una gran bendición.
Un
“bien” como la belleza lleva
a ciertas jóvenes al precipicio y al mafioso o poderoso que las seduce y las
acaba.
Las victorias, pero más las derrotas,
son grandes lecciones. Aprendo mucho de las derrotas, mucho más que de las victorias.
Todos queremos ganar, todos queremos grandes
conquistas y tener torneos, por eso competimos.
Antes
todo era tenis, ganar o perder. Y si perdía, era un auténtico drama, una decepción que me duraba mucho,
semanas o más si era una derrota grande.
En el
presente, me olvido mucho más rápido. Me interesa mi familia, soy padre (dos hijos), llevo
quince años como profesional.
Sigo queriendo hacer historia, ganar
grandes y ser número uno,
es obvio. En la pista me he sentido vacío, enfadado, sufría más.
Esos
contrastes de emociones no los he vivido en otra parcela de mi vida, solo en el
tenis; es una gran
oportunidad para aprender.
Valoro mi contribución al tenis y mi
legado que no es solo en el mundo del deporte, también mi trabajo filantrópico.
Nota: Palabras del tenista Novak
DjoKovic. Interesante ver cómo él valora su vida familiar y su aporte
social.
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