Señor, contigo vivo un amor perdurable, no me rindo y supero los
tiempos borrascosos.
Me
ayudas a valorar mis relaciones para que los males no crezcan.
Te pido suficiente humildad para buscar ayuda.
Dame
suficiente perdón para cicatrizar las heridas
y suficiente fe para alejar cualquier fantasma.
Con
tu amor me concentro en lo positivo, evito relaciones
asfixiantes y creo espacios de sana libertad.
No
sueño con la relación perfecta y soy realista y tolerante.
Elijo perdonar, consciente de que es dañino
almacenar resentimientos.
Gracias, Señor, por estar ahí y
enseñarme que amar es
dialogar con respeto, ceder con humildad, aceptar con tolerancia y
soltar con desapego.
El
reto es amar aquí y ahora, y espantar la rutina con la
creatividad.
Tú eres la fuente del Amor
y contigo siempre hay salidas.
Te amo.
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