La
Semana Santa es la conmemoración cristiana anual de la Pasión de Cristo, es
decir, de la entrada a Jerusalén, la última cena, el viacrucis, la muerte y
resurrección de Jesús de Nazaret. Por eso, es un período de intensa
actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas. Da comienzo
con el Domingo de Ramos y finaliza el Domingo de Resurrección, aunque su
celebración suele iniciarse en varios lugares el viernes anterior (viernes de
Dolores). La fecha de la
celebración es variable (entre marzo y abril)
La
Semana Santa comienza con la celebración del Domingo de Ramos, que tiene
lugar el domingo anterior al viernes Santo, y que conmemora la entrada triunfal
de Jesucristo en Jerusalén.
Sigue siendo Cuaresma hasta el atardecer del jueves
santo, en la Semana Santa se
celebra la institución de la eucaristía en el jueves Santo en la Última Cena,
se conmemora la crucifixión de Jesús el viernes Santo, La Soledad de María el Sábado Santo y la resurrección en la Vigilia
Pascual durante la noche del sábado Santo al Domingo de Resurrección.
Durante
la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo
largo de todo el mundo, destacando las procesiones, penitencias y las
representaciones de la Pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Los
días más importantes de la Semana Santa son los correspondientes al Triduo
Pascual, que conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret,
y constituye el momento central de la Semana Santa y del año litúrgico. En la
liturgia romana de la Iglesia católica, comprende desde la tarde del jueves
Santo, cuando concluye la Cuaresma, hasta la madrugada del domingo de Pascua.
La
fecha de la Semana Santa.
Es en el Concilio de Nicea I (en el año 325) donde se llega finalmente a una solución para este asunto. En él se estableció que la Pascua de Resurrección había de ser celebrada cumpliendo unas normas:
Que la Pascua se celebrase en domingo.
Que no coincidiese nunca con la Pascua judía, que se realizaba independientemente del día de la semana. (De esta manera se evitarían paralelismos o confusiones entre ambas religiones).
Que los cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año. Esto tiene su explicación porque el año nuevo empezaba en el equinoccio primaveral, por lo que se prohibía la celebración de la Pascua antes del equinoccio real (antes de la entrada del Sol en Aries).
No obstante, siguió habiendo diferencias entre la Iglesia
de Roma y la Iglesia de Alejandría, si bien el Concilio de Nicea dio la razón a
los alejandrinos, estableciéndose la costumbre de que la fecha de la Pascua se
calculaba en Alejandría, que lo comunicaba a Roma, la cual difundía el cálculo
al resto de la cristiandad.
Finalmente,
Dionisio el Exiguo (en el año 525), desde Roma convenció de las bondades del
cálculo alejandrino, unificándose al fin el cálculo de la pascua cristiana.
La
Pascua de Resurrección es el domingo inmediatamente posterior a la primera Luna
llena tras el equinoccio de marzo y se debe calcular empleando la Luna llena
astronómica. Por ello puede ocurrir no antes del 22 de marzo y el 25 de abril
como muy tarde.
Es en el Concilio de Nicea I (en el año 325) donde se llega finalmente a una solución para este asunto. En él se estableció que la Pascua de Resurrección había de ser celebrada cumpliendo unas normas:
Que no coincidiese nunca con la Pascua judía, que se realizaba independientemente del día de la semana. (De esta manera se evitarían paralelismos o confusiones entre ambas religiones).
Que los cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año. Esto tiene su explicación porque el año nuevo empezaba en el equinoccio primaveral, por lo que se prohibía la celebración de la Pascua antes del equinoccio real (antes de la entrada del Sol en Aries).
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