NOS DIJERON QUE DEBÍAMOS SER BUENAS

 

Nos dijeron que debíamos ser buenas hijas, buenas alumnas, buenas hermanas, buenas esposas, buenas madres, buenas, buenas y más buenas..
 
Nos hicieron creer que era más importante ser buena que ser feliz.
 
¿Saben qué? me cansé de ir por la vida dando examen y llena de culpas cuando fallaba, porque fallé muchas veces.
 
Y a pesar de mis fallos el mundo siguió girando pero yo me quedé con la carga de la culpa.
 
Nos dijeron que si no eramos buenas nadie nos iba a querer, menudo cachetazo a la autoestima cada vez que errábamos.
 
Y con ese argumento fuimos lo más buenas que pudimos.
 
Con ese argumento nos metieron en los moldes que la sociedad quería, y a fuerza de lágrimas un día los rompimos, el mismo día que descubrimos que ser buenas no era garantía de que nos quisieran.
 
Hubiera sido todo más fácil si nos hubieran dicho que debíamos amarnos a nosotras mismas antes de amar a nadie, que al fin de cuentas cada uno lleva su vida a cuestas aunque camine acompañado.
 
Ojalá nos hubieran contado que merecíamos ser felices, nos hubiéramos ahorrado, días, meses o años de absoluta infelicidad.
 
Hemos aprendido a ser fuertes, a ser libres: hemos roto estereotipos, hemos pisado reglas, hemos muerto y renacido, hemos cortado cadenas, hemos levantado banderas, pero hay algo que no podemos quitarnos del todo de encima: la culpa de no haber dado más, de no haber estado....