Por el sendero de lo fácil casi siempre
se llega al precipicio, no a la cima de la montaña.
Lo fácil es seductor y la tentación es
buscar lo cómodo y rehuir lo que demanda esfuerzo.
Pero cualquier triunfador sabe que
una victoria pide fatigosos entrenamientos y ciertas renuncias.
Por eso
es buena la anécdota en la que una fan le dice al violinista austríaco Fritz
Kreisler después de un concierto memorable:
“Lo admiro, maestro, yo también soy
violinista y daría mi vida por tocar como usted”.
El
virtuoso la mira sonriente y solo se limita a responder: “Eso fue lo que yo hice: dar la
vida”.
Mira,
entonces, qué quieres hacer para asumir las dificultades, dando la vida, con tesón y disciplina.
Para
hacer un panal de un kilo de miel las abejas deben recoger néctar de más de dos
millones de flores.
Tenzing Norga y Edmund Hillary llegaron
a la cima del Everest. 8.848 metros, el 29 de mayo de 1953.
Fue una
proeza que después han logrado muchos escaladores.
Para
llegar allá contaron con la valiosa ayuda de 12 escaladores, 40 guías sherpas y 700 porteadores.
Y es
bueno recordar esto porque la gloria casi siempre se la llevan solo los que
están en primer plano.
Sin embargo, Alejandro Magno no
conquistó solo ningún país, y ningún General ha ganado solo una batalla.
Si no
fuera por la labor abnegada de tantos seres anónimos ¿qué sería de los líderes
y los héroes?
A veces alguien que no brilla y está en
la sombra es más importante que el que se gana los aplausos.
Ten esto en cuenta y sé agradecido con
todos, valora el esfuerzo de aquellos que te ayudan.
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