Suena inverosímil pero en Sri Lanka y
Birmania hierve un movimiento nacionalista religioso radical de budistas que
son mayorías aplastantes de la población.
Algunos
budistas de la corriente purista theravada de la religión cada vez están más vacunados con un radicalismo
violento.
Abandonando
los postulados pacíficos de su religión turbas de budistas han realizado ataques letales
contra poblaciones de minoría musulmana.
Hay monjes budistas extremistas, aunque suene insólito. Es que meditar y ser religioso de nada
sirve si no hay amor.
“Los
budistas nos odian, dice Mohammed Naseer, imam de una mezquita en Sri Lanka
atacada por hordas de budistas en 2017.
“Ahora sus monjes dicen que no
pertenecemos a este país y que debemos irnos. Pero ¿a dónde iremos? Este es nuestro
hogar”.
Ciertos
budistas se proyectan como
guerreros espirituales que deben defender su religión contra una fuerza externa.
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