Un príncipe, escribió
Maquiavelo, “con
frecuencia se ve obligado a actuar contra su palabra, contra la caridad, contra
la humanidad, contra la religión”.
Para combatir debe usar las
“leyes” y la “fuerza”, pero “como la primera muchas veces es insuficiente, debe recurrir a la segunda”.
Como se puede ver el
pensador italiano sabía bien como suelen actuar los políticos y, después de él,
ellos saben muy bien cómo aplicar lo que dijo.
Pero ese no es el problema de la humanidad, aunque se suela hablar mal de ellos y atribuirles todos los males.
Ellos simplemente se aprovechan de la indiferencia ciudadana y de la
ignorancia de los que los eligen y los mantienen.
Los ejemplos abundan y uno
de ellos que va más allá de lo inaudito y reprobable es lo que se vive en esta
patria boba.
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