“Era un caluroso verano. Una cigarra,
protegida del sol por la sombra un árbol y disfrutando el momento sin ninguna
intención de ponerse a trabajar, cantaba y cantaba continuamente. Mientras vió
como su vecina, una trabajadora hormiga, se encontraba trabajando arduamente
para ir llevando comida a su hogar.
La cigarra le ofreció cantar y
descansar, a lo que
la hormiga la indicó que debería dejar de estar ociosa y ponerse a recoger
alimentos. La cigarra ignoró su consejo.
Meses después llegó un invierno frío,
que sorprendió a la cigarra sin nada que comer ni un sitio al que ir.
Desesperada acudió a su vecina la hormiga pidiéndole ayuda. Sin embargo, la hormiga contestó
preguntando qué había hecho durante el verano. La cigarra le dijo que cantar, a lo que la hormiga le
respondió que bailara ahora ya que cuando pudo no hizo nada para evitar esa
situación, y cerró la puerta dejando fuera a la cigarra".
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