Soy
un Dios en mi pueblo y mi valle
no
porque me adoren sino porque yo lo hago
porque
me inclino ante quien me regala
unas
granadillas o una sonrisa de su heredad.
O porque voy donde sus habitantes recios
a mendigar una moneda o una camisa y me la dan.
Porque
vigilo el cielo con ojos de gavilán
y lo
nombro en mis versos.
Porque soy solo.
Porque
dormí siete meses en una mecedora
y
cinco en las aceras de una ciudad.
Porque a la riqueza miro de perfil
mas no con odio.
Porque tengo un compadre
A quien le bauticé todos los hijos y el matrimonio.
Porque nací en mayo.
Porque
mi madre me abandonó
Cuando
precisamente más la necesitaba.
Porque
cuando estoy enfermo
Voy
al hospital de caridad.
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