Historia Persa:
Si
el sultán Shahriar descubre que su mujer lo traiciona y la mata.
El
cree que todas las mujeres son igual de infieles. Airado, ordena a su visir
conseguirle una pareja cada día, para hacerla matar en la mañana siguiente.
Pero Sherezada, hija del visir, trama algo y se ofrece como esposa del sultán
con un plan ingenioso.
La
primera noche ella sorprende al sultán con un apasionante cuento que no termina
y debe proseguir conectado con otro relato al día siguiente.
El
sultán se engancha con el hechizo del cuento que la joven continúa al día
siguiente y así se procede noche tras noche por largo tiempo.
En ese tiempo Sherezada da a luz a tres hijos
y, después de mil y una noches, el sultán ya la ama y viven felices. Todos
conocemos esta historia persa que enseña algo: siempre hay salidas si confías y eres recursivo.
Igual que Sherezada, tú puedes encontrar
estrategias para salir de un embrollo y lograr lo mejor. Los ejemplos abundan,
enseñan y motivan:
El famoso pintor español Goya nació en 1746.
Cuando tenía poco más de 10 años, la familia atravesó dificultades económicas y
él tuvo que ayudar a su padre en el trabajo para superar la crisis. Esto
explica por qué ingresó a la Academia de Dibujo de Zaragoza a los 13 años, una
edad tardía para lo que era habitual. Goya sufrió de sordera al final de su vida y aun así
siguió pintando obras maestras.
Por su parte, el escritor inglés John Milton
tuvo que dictar a sus hijas su obra épica El Paraíso perdido al estar
completamente ciego.
El
genial pintor holandés Rembrandt se casó dos veces porque su primera esposa
murió joven. Tuvo seis hijos en los dos matrimonios y de
ellos, cinco murieron siendo niños. Rembrandt vivió sus últimos años en
bancarrota y ni ese infortunio ni sus penas lo alejaron de su arte.
El compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski
encontró en la música un alivio a los problemas sentimentales por el fracaso de
su matrimonio, sus amores platónicos, su homosexualidad y sus etapas
depresivas. Supo inspirarse en medio de una vida atormentada y nos regaló una
música, a veces festiva o juguetona y a ratos apasionada.
Van Gogh acaso nunca conoció la felicidad y
siempre sobrevivió en medio de una gran estrechez económica ya que sus cuadros
no se vendían. “Mi juventud fue triste, fría y estéril”, anotó en una de sus
cartas. Practicó una fe estricta y sin paz, y por eso confesó: “Estoy obligado a creer en Dios para poder soportar tantas desgracias”.
La
verdad es que casi todos los grandes seres humanos atravesaron un árido
desierto como sucedió con Bach, quien a los 10 años ya era huérfano de padre y
madre. El maestro alemán tenía dos alas para volar muy
alto: amaba lo que hacía y era un profundo creyente. Supo manejar lo dulce y lo
amargo en un armónico contrapunto y le hizo una fuga al desaliento.
Siempre
hay salidas si crees, exploras otros espacios y liberas tu creatividad. Siempre
hay salidas en equipo y con una paciencia infatigable.
NOTA: LA VICTORIA GENERALMENTE ES DEL MÁS PERSEVERANTE.
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