Nació el 13 de junio de 1773 en
Milverton, Inglaterra. Leía a la edad de dos años.
A los catorce conocía el latín, hebreo,
samaritano, caldeo, árabe, sirio, francés, italiano, persa, turco y etíope.
Estudio
medicina en Cambridge. Investigó el funcionamiento del ojo humano, estableciendo que existen tres
tipos de receptores cada uno de ellos sensible a uno de los colores primarios.
Descubrió como cambia la curvatura del
cristalino para enfocar objetos a distintas distancias. En 1801 descubrió la causa del
astigmatismo y comenzó a interesarse por la óptica.
En
una célebre experiencia que lleva su nombre, encontró que si dejaba pasar luz,
que provenía de una única fuente, a través de dos pequeñas rendijas muy
próximas, la luz daba lugar a unas bandas brillantes que alternaban con otras
más oscuras.
Basándose
en el fenómeno de interferencia que se producía, estableció definitivamente la
naturaleza ondulatoria de la luz. Explicó de esta manera los colores que se
forman en las películas finas, como las burbujas.
Estudió
también entre otras cosas: la naturaleza transversal de las ondas luminosas,
las longitudes de onda de los distintos colores, las mareas (encontró una
explicación mejor), la energía ( la definió formalmente), la elasticidad (una
constante en la ecuación matemática que describe la elasticidad lleva su nombre
: módulo de Young), el tamaño de las moléculas, la tensión superficial en los
líquidos…
Como
todo lo que suponía un desafío le interesaba, al oír hablar de la Piedra Rosetta se
hizo con una copia de las tres inscripciones que contenía. Centró su atención
en grupos de jeroglíficos enmarcados por una línea a los que denominó
cartuchos. Consiguió descifrar varios cartuchos y abrió el camino que luego
continuaría el lingüista francés Champollion.
Los que aceptan los desafíos llegan lejos.
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