Para mayores de 50 años...
Lo
que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas
por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una
función o achicarlo un poco..
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los
críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los
doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar...
Y
ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se
encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales...
¡Se
entregaron inescrupulosamente a los desechables...!
Si, ya lo sé...
A nuestra generación siempre le costó botar...
¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables...!
Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el
pañuelo de tela del bolsillo...
Yo
no digo que eso era mejor...
Lo
que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé
por dónde se entra...
Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo
discuto...
Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música
una vez por año...
El
celular cada tres meses, el monitor de la computadora todas las navidades o el
televisor cada año...
Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se
compraban para toda la vida...
Es más!
Se
compraban para la vida de los que venían después...
La
gente heredaba relojes de pared, bicicletas, cámaras fotográficas, juegos de
copas, vajillas y hasta palanganas...
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos
40 años que en toda la historia de la humanidad...
Tiramos
absolutamente todo...
Ya no hay zapatero que remiende un zapato, ni colchonero
que sacuda un colchón y lo deje como nuevo, ni afiladores por la calle para los
cuchillos ni sastre que haga composturas...
De 'por ahí' vengo yo, de cuando todo eso existía y nada
se tiraba...
Y no
es que haya sido mejor...
Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron
con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al
'compre y bote que ya se viene el modelo nuevo...
Hay que cambiar el auto cada 3 años porque si no, eres un
arruinado...
Aunque el coche esté en buen estado...
Y
hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!!!!
Pero por Dios....
Mi cabeza no resiste tanto...
Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo
cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la
dirección electrónica y hasta la dirección real...
Y a
mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa
y el mismo nombre...
Me educaron para guardar todo...
Lo que servía y lo que no...
Porque algún día las cosas podían volver a servir...
Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema:
Nunca
nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no...
Y en
el afán de guardar (porque éramos de hacer caso a las tradiciones) guardamos
hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas
del jardín de infantes, el primer cabello que le cortaron en la peluquería...
¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende
de su celular a los pocos meses de comprarlo?
¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se
valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se
consiguieron?
En
casa teníamos un mueble con cuatro cajones.
El primer cajón era para los manteles y los trapos de
cocina, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que
no fuera mantel ni cubierto...
Y guardábamos...
¡¡Guardábamos
hasta las tapas de los refrescos, los corchos de las botellas, las llavecitas
que traían las latas de sardinas...
¡Y las pilas...!
Las pilas pasaban del congelador al techo de la casa....
Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío
para que vivieran un poco más....
No
nos resignábamos a que se terminara su vida útil en un par de usos...
Las cosas no eran desechables....
Eran guardables....
¡Los diarios!
Servían
para todo...
Para
hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de
lluvia, para limpiar vidrios, para envolver.
¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo
el diario pegado al trozo de carne o desenvolviendo los huevos que
meticulosamente había envuelto en un periódico el tendero del barrio.
Y
guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer
adornos de navidad...
Y las páginas de los calendarios para hacer cuadros...
Y los goteros de las medicinas por si algún medicamento
no traía el cuentagotas...
Y los fósforos usados porque podíamos reutilizarlos
estando encendida otra vela...
Y las cajas de zapatos que se convirtieron en los
primeros álbumes de fotos...
Enderezábamos
los clavos para reutilizarlos después...
Y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara
alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4
de bastos'....
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de
ropa y el ganchito de metal...
Con
el tiempo, aparecía algún pedazo derecho que esperaba a su otra mitad para
convertirse otra vez en una pinza completa...
Nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros
objetos...
Y hoy, sin embargo, deciden 'matarlos' apenas aparentan
dejar de servir...
Y
cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base las
pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas...
Las latas de duraznos se volvieron macetas, portalápices
y hasta teléfonos.
Las primeras botellas de plástico se transformaron en
adornos de dudosa belleza y los corchos esperaban pacientemente en un cajón
hasta encontrarse con una botella...
Y me
muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que
preservábamos...
Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos
son desechables...
Que también el matrimonio y hasta la amistad son
descartables...
Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con
personas...
Me
muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria
colectiva que se va tirando, del pasado efímero...
De la moral que se desecha si de ganar dinero se trata...
No lo voy a hacer...
No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo
perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne...
No
voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte en cuanto confunden el
nombre de dos de sus nietos, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos
en cuanto a uno de ellos se le cae la barriga, o le sale alguna arruga...
Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de
celulares...
De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que
plantearme seriamente entregar a mi señora como parte de pago de otra con menos
kilómetros y alguna función nueva...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios