Si
te miras en el espejo del alma ves que peleas con otros o los rechazas porque
estás en pelea contigo mismo.
Toma
conciencia de que sólo puedes amar a los demás si te aceptas, te valoras y te
amas.
La
luz brilla si amas tu alma, tu cuerpo y todo tu ser, aprecias tu dignidad y
dejas de culparte y maltratarte. Sólo así el
amor emana de ti, te envuelve con su magia y se irradia a los otros y al universo.
Con la poderosa medicina del amor puedes curar viejas heridas, estar en paz, ser feliz y dar felicidad.
Ánimo, elige trabajar en ti mismo en
cuatro espacios: el amor, la aceptación, el perdón y el desapego.
Hazlo en sintonía con Dios lejos, de
cualquier autoengaño, y viéndote como realmente eres. Tienes derecho a ser feliz, eres muy
valioso en el planeta y con amor real tu vida no es un limbo, es un edén.
Las
emociones negativas pueden permanecer en tu interior como parásitos que te
roban la paz y la felicidad.
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