El Maestro dejó de meditar, sonrió a
sus discípulos y les dio el siguiente mensaje:
Sean observadores como los niños y, tal
como lo hacen ellos, admiren todo con ojos de asombro.
Aprendan
de las hormigas, de los pájaros y de las laboriosas y organizadas abejitas.
La hormiga es el mejor modelo del
trabajo en equipo,
se apoyan y lo que les importa es el bien del grupo.
Unidas hacen maravillas y tienen la inventiva de formar
puentes para superar obstáculos.
Igual de
unidas son las abejas y, además, recorren largas distancias para buscar su alimento.
Ellas y
los pájaros son milagros vivientes y el Padre los puso en la creación para amarlos y aprender de ellos.
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