Son tan vivos los rubores
de tus flores, raro amigo,
que yo a tus flores les digo:
"Corazones
hechos flores".
Y a pensar a veces llego:
Si este árbol labios se hiciera...
¡ah,
cuánto beso naciera
de
tantos labios de fuego...!
Amigo: qué lindos trajes
te ha regalado el Señor;
te
prefirió con su amor
vistiendo
de celajes...
Qué
bueno el cielo contigo,
árbol
de la tierra mía...
Con el alma te bendigo,
porque me das tu poesía...
Bajo un jardín de celajes,
al verte estuve creyendo
que
ya el sol se estaba hundiendo
adentro
de tus ramajes.
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