Ver y mirar no es lo mismo ya que mirar
es ver con atención.
Es algo parecido a la diferencia entre oír y escuchar.
En un
mundo tan acelerado y superficial pocos ven y detallan porque es común andar en automático.
Cuando
camino con alguien por una ciudad le voy mostrando los árboles y las flores y las personas me
dicen: ¡Uy, Dios mío!, llevo
años pasando por este lugar, pero solo ahora me detengo a contemplar la
hermosa vegetación.
Vemos más fácilmente lo negativo que lo
que nos emociona,
criticamos un hueco, pero no
agradecemos una araucaria o una orquídea.
Existe una especie de miopía espiritual que nos impide admirar todo lo hermoso de la creación
y de los demás.
Si eres
consciente de esto alégrate
porque tu vida se llenará de gozo si te dedicas a mirar y admirar todo lo bello.
Anda
por la calle dando gracias a Dios por tantos tonos de verde, colores, formas, texturas; por el azul del
cielo y por las nubecitas que vuelan
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