Solo yo puedo
conseguir la felicidad y está en la paz interior.
Asumo la
responsabilidad de mi vida porque nadie me da la felicidad.
Todo llega para el bien y todo se pasa.
Elijo manejar con
amor las ofensas y la adversidad.
Borro los agravios con el perdón generoso.
Reconozco que nadie
es malo, sólo es un ser inconsciente y le envío energía de amor.
Siempre recojo lo que siembro.
Los bienes y los
problemas de hoy son el fruto de las acciones del pasado.
Lo que veo como “mal” es una oportunidad para pulirme y evolucionar espiritualmente; es solo un aprendizaje exigente.
Solo el ahora tiene valor en mi vida.
Este es el momento
para crear una realidad radiante.
Destierro culpas y odios.
Digo adiós al temor
que me sumerge en la angustia.
Si pongo mi confianza en Dios,
¿qué puedo temer?
Solo yo decido lo que quiero hacer.
Solo yo decido lo que quiero hacer.
Tomo las riendas de mi destino.
No actúo como
víctima y dejo de culparme o culpar a otros.
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