¿Temes
lo que puede traerte el mañana?
No
te adhieras a nada,
no
interrogues a los libros ni a tu prójimo.
Ten
confianza; de otro modo,
el infortunio no dejará de justificar tus aprehensiones.
No
te preocupes por el ayer:
ha
pasado...
No
te angusties por el mañana:
aún
no llega...
Vive,
pues, sin nostalgia ni esperanza:
tu
única posesión es el instante.
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