La
cultura cafetera tiene su origen en la “colonización antioqueña”, la cual se
destaca por su espíritu emprendedor, la sagacidad para los negocios, la
laboriosidad y la amabilidad.
Con el cultivo del
café y su comercialización se han consolidado un conjunto de tradiciones y
manifestaciones que son orgullo regional y nacional:
Las
manifestaciones artísticas: el café ha inspirado a novelistas, compositores,
poetas, cuentistas, pintores y fotógrafos, entre otros.
Los mitos y leyendas: como la Madremonte, la Patasola, el
Hojarasquín del Monte y el Mohán, hacen
referencia a espíritus o manifestaciones relacionadas con el diablo y forman parte de tradición oral de
los habitantes de la región.
Las artesanías: sobresalen algunas relacionadas con la cultura cafetera, como el
sombrero aguadeño y las cestas o canastos de Filandia, los productos de guadua
de varios municipios de Quindío, los productos de cabuya en Aranzazu, y
productos comestibles: conservas, colaciones, panderos, piononos, corchos,
panela y otros derivados de la caña, cultivados en las fincas.
La gastronomía: representada por la comida paisa o
montañera y que se caracteriza por su cantidad, modos de preparación, presentación,
colorido y estética. Además,
son reflejo de productos cultivados en la finca cafetera.
El arriero: personaje que junto con sus mulas y bueyes,
ayudó a abrir caminos hacia los nuevos territorios.
La mula: compañera inseparable de los arrieros.
El hacha y el machete: utilizados durante la colonización
para abrir caminos y actualmente para el desyerbe de los cultivos.
El willis o yipao: vehículo norteamericano de la década
de los cuarenta, que se sigue usando de manera masiva en la región para transportar
café y pasajeros.
Juan Valdez: símbolo que identifica a los cafeteros
colombianos en el mundo.
El vestuario típico con su sombrero, poncho, ruana y
carriel
Las Ferias y Fiesta de los Municipios: otras fiestas, ferias o festivales promueven
la música o el folclor tradicionales, el fervor religioso o la herencia
indígena o española, como el Carnaval de Riosucio, en el municipio del mismo
nombre; la Fiesta de la Guadua, en Córdoba; la Feria de Manizales; el Festival
del Pasillo, en Aguadas; el Festival de la Bandola, en Sevilla; el Concurso
Nacional de Duetos, en Armenia; el Concurso Nacional del Bambuco, en Pereira;
como las Fiestas Nacionales del Café, en Calarcá; la Fiesta del Canasto, en
Filandia; y las Fiestas de la Cosecha, en Pereira, entre otras.
La arquitectura inspirada en la técnica española de muros
de "tapia pisada", pero que fue modificada con la utilización de
"bahareque", se ha convertido en emblema de la región.
Otra característica muy representativa es la arquitectura
tradicional colombiana estuvo influenciada por la herencia española y a través
de ella, por la cultura árabe. El tradicional manejo del espacio, así como de los materiales y las
técnicas constructivas, definió la arquitectura de la región del PCC,
construida durante la colonización antioqueña.
La ubicación de los poblados en lo alto de las montañas
fue resultado de la intención de unir el territorio por medio de caminos,
formando pueblos de tapia, bahareque y teja de barro; de puertas y ventanas de
fuertes maderas de la región, adornadas con calados, tallas y apliques;
zaguanes, patios y corredores decorados con flores, pájaros y aromas
silvestres.
Las
viviendas se identifican con el tipo básico de patio central; son casonas de
tapia pisada y bahareque, con el espacio central para el patio. Las cubiertas
son a dos aguas con teja de barro.
El bahareque es un sistema de muros construido sobre un
entramado de maderas dispuestas vertical y horizontalmente con riostras
inclinadas, que se recubre con esterilla de guadua. Este tipo de estructura es
liviano, elástico y por tanto, muy resistente a los movimientos sísmicos. Ello
le valió el término estilo temblorero.
El bahareque se utilizó para la construcción de
viviendas, iglesias, alcaldías, cuarteles, haciendas, graneros, establos y,
posteriormente, todas las construcciones asociadas al cultivo y beneficio del
café.
Entre las edificaciones sobresalen por su arquitectura
los templos parroquiales, los cementerios y algunos colegios. En el caso de la arquitectura religiosa se destacan los los templos de
Aguadas, Pácora, Salamina y Salento, Chinchiná, Calarcá, Guática, Marsella,
Santa Rosa de Cabal y Sevilla. Sevilla. En los cementerios también son
respresentativos los de Circasia, Marsella y Salamina.
La
identidad cultural de los habitantes del PCC tiene sus raíces en la historia de
colonización y en la identidad "paisa", que se destaca por su
pragmatismo, laboriosidad, espíritu emprendedor, deseo de aventura y sagacidad
para los negocios y que llevó al desarrollo de una región donde el cultivo del
café es el principal motor de desarrollo socioeconómico de la región.
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