La
disciplina no se aprende de un día para otro. Si bien se inculca en los hijos
desde que son bebés al establecer rutinas y horarios, y al amarlos tal cual
como son, es importante entender que es un proceso.
La disciplina requiere de un proceso, no de un momento o
de una situación; es un aprendizaje continuo de ambas partes que involucran
aspectos tan importantes en la vida de cada uno, aceptando aciertos y
desaciertos, y donde lo importante es la voluntad de lograr inculcar un
principio de ser, un concepto moral, en el que estén incluidos, como base, la
autonomía y la autoridad.
La autoridad se genera de la siguiente manera: en la medida en que cumplo mis deberes, tengo derecho a mis derechos y, la consecuencia de no hacerlo tiene repercusiones. Al principio, los padres tienen poder sobre sus hijos, pero cuando crecen este va cambiando por autoridad, la cual se gana progresivamente y es la que permitirá lograr los cambios en ellos.
Ahora bien, para lograr esto, usted puede tener en cuenta
las siguientes claves que, seguramente, le ayudarán a tener una muy buena
relación con sus hijos y a ayudarlos a ellos a vivir mejor:
1.
Ame a su hijo como es
NO
ESPERE QUE SU HIJO SEA COMO USTED QUIERE. CADA SER HUMANO ES ÚNICO Y TIENE SU
MANERA DE SER.
Respete esa esencia. Es un proceso difícil de lograr,
pues los adultos siempre tienen sus ideales; sin embargo, a medida que los
niños sean aceptados y apoyados para desarrollarse, el proceso de autonomía y
realización, como la disciplina, se logra.
2.
Conozca la edad de su hijo
EL
ADULTO DEBE ENTENDER EL CONTEXTO DE EDAD QUE TIENE EL NIÑO Y SU CONDUCTA, DE
ACUERDO CON SU DESARROLLO MENTAL.
En un niño menor de 5 años, el pensamiento y el deseo son
inmediatos, de satisfacción inmediata. Luego, una pataleta solo se modificará
aclarándole sus límites, minimizando su respuesta, teniéndole paciencia y
mostrándole cuál es la conducta que se espera de él o ella. Y, en la medida en
que se pueda, mostrarle cuáles son las consecuencias de sus actos.
Después de los cinco años ya debe funcionar el manejo del
hecho-consecuencia. No hay que temerle a la corrección, pues ellos ya tienen la
capacidad de entender. Al contrario, es el comienzo de desarrollar normas
sociales de convivencia, de responsabilidad, de respeto por ellos mismos y sus
compañeros.
3.
Sea ejemplo
LOS
NIÑOS APRENDEN A TRAVÉS DE LA IMITACIÓN. DESDE TEMPRANA EDAD SON COMO ESPONJAS
QUE OBSORBEN TODO LO QUE PERCIBEN EN SU ENTORNO.
Así que ellos están al tanto de cómo se comportan sus
padres y de sus hábitos para copiarlos.
Los padres deben saber que durante los primeros años de
vida, los niños imitan, pero aún no están en la capacidad de evaluar si sus
actos les van a traer consecuencias positivas o negativas. Los infantes simplemente
copian de manera instintiva, incluso desde que son bebés.
4.
Defina qué quiere
TENGA
CLARO QUÉ VALORES DESEA FOMENTAR EN SU HIJO, QUÉ ESPERA DE ÉL Y SEA
CONSECUENTE.
No actúe de una manera, piense de otra y haga algo
diferente. Por ejemplo, si considera que es muy importante que su hijo cumpla
con las tareas escolares, acompáñelo a hacerlas, pregúntele por ellas y ayúdelo
cuando tenga dudas. Valore el esfuerzo. Si usted exige que cumpla, pero no le
presta atención a su trabajo, él no entenderá la razón de ser de la exigencia.
Al fijar las normas, recuerde que sean razonables. Es
decir, pocas y que el niño pueda cumplir. Hágale saber la forma como puede
cumplir con esto. Si cree que es importante que se encargue de tender su cama,
enséñele cómo hacerlo más fácilmente.
5.
Sea claro
EXPLÍQUELE
A SU HIJO QUÉ DEBE HACER Y QUÉ NO. DEFINA CLARAMENTE LAS CONDUCTAS PERMITIDAS Y
AQUELLAS QUE NO TOLERARÁ.
Comuníquelas en términos claros y sencillos, de tal forma
que resulten comprensibles para su hijo. Hágalo cuantas veces sea necesario.
Los discursos largos y los sermones no son efectivos. Mejor estimule las
conversaciones francas y abiertas.
6.
Sea firme
SEA
FIRME EN LA NEGATIVA A CEDER ANTE LAS DEMANDAS SIN RAZÓN DE LOS NIÑOS O A
COMPLACERLOS EN CADA UNO DE SUS CAPRICHOS.
Es importante que aprendan que no siempre pueden hacer su
voluntad o satisfacer sus deseos. Sea constante y consecuente con las
exigencias disciplinarias. Si le prohíbe salir a jugar antes de hacer tareas,
no ceda en esto si ha llegado una visita o si no está de ánimo para
supervisarlas.
7.
Cree hábitos y fije horarios
LA
DISCIPLINA EMPIEZA EN LA CASA, POR ESO ES MUY IMPORTANTE QUE MAMÁ Y PAPÁ
ESTABLEZCAN UNA RUTINA DE ACTIVIDADES CON EL NIÑO.
El desayuno, el almuerzo, la cena, el baño, las tareas y
los juegos siempre se deben tomar a la misma hora, así los pequeños empezarán a
distinguir tiempos y, a futuro, organizar su día a día.
Estas rutinas crean hábitos en los niños y eso les
facilita organizarse. Construya estos hábitos desde que son bebés, con la
alimentación, el sueño, el baño.
Al definir y respetar los horarios, los niños van a tener
estabilidad y orden durante el día. Al tiempo, recibirán un mensaje claro de lo
que son los límites, es decir, lo que pueden hacer y hasta dónde pueden llegar,
que también les permitirá fortalecer su seguridad emocional.
Es clave que los padres tengan en cuenta que las
actividades planeadas deben ser acordes con la edad del infante; si son bebés,
duermen más, y durante la edad preescolar querrán jugar, de allí la importancia
de no saturarlos para que tengan sus espacios y puedan realizar lo que les
gusta.
Al inscribir al niño en clases extracurriculares estas se
deben cumplir para que entiendan que es bueno esforzarse por terminar lo que se
empieza.
8.
Organice los espacios
EN
LA CASA NO SOLO SE DEBE DESTINAR UN ESPACIO LIMPIO, CON BUENA LUZ Y LIBRE DE
RUIDO PARA REALIZAR LAS TAREAS. TAMBIÉN SE DEBEN DESTINAR LUGARES PARA CADA
COSA: los juguetes, la ropa, los libros y la televisión. Debe ser una
distribución lógica para que los niños empiecen a adquirir sus propias
responsabilidades. El papel de los padres es asesorarlos y acompañarlos durante
este proceso de adquisición de tareas. Inicialmente ayudarles a ordenar sus
juguetes y explicarles cómo los deben guardar y cuidar para que poco a poco lo
hagan solos.
9.
Muestre las consecuencias
CADA
ACCIÓN TIENE UN RESULTADO Y DEJE QUE EL NIÑO LO APRENDA. SI NO HACE LA TAREA,
POR EJEMPLO, LO REGAÑARÁN Y CALIFICARÁN MAL EN EL COLEGIO.
Permita que el niño experimente estos resultados, en la
medida en que no lo agredan. Claramente no es necesario dejar que el niño se
queme para que conozca qué hace el fuego, pero sí puede mostrarle que si sale a
la lluvia, se moja. Si no come al almuerzo, tendrá más hambre en la tarde, por
ejemplo.
La sanción nunca debe ser física ni maltratante, basta
con la privación de una satisfacción. Si usted define sanciones como no ver
televisión o no jugar en el computador por determinada acción, por ejemplo,
déjelo claro para el niño y sea consecuente con su aplicación.
10.
Corrija con amor
NO
ES NECESARIO GRITAR NI INSULTAR PARA QUE EL NIÑO APRENDA. ESTAS OPCIONES SOLO
LASTIMAN AL NIÑO EN SU AUTOESTIMA Y NO LOGRAN EL OBJETIVO A LARGO PLAZO.
Seguramente en el momento cambiará su comportamiento, tal
vez más por miedo, pero no entenderá la razón de ser de sus actos.
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