¿Sientes que el estrés está llegando a un extremo? Te
acercamos 15 tips o conejos de docentes expertos.
La tarea docente requiere de gran dedicación y esfuerzo
por parte de quien la ejerce. Por eso es fundamental que todos los
maestros y profesores se informen acerca de cómo prevenir el estrés en sus
vidas.
Ser profesor en cualquier nivel de la enseñanza es una
gran responsabilidad que requiere de enorme dedicación y esfuerzo. Entre
la planificación de clases, la corrección de trabajos, la preparación de
exámenes y las interminables listas de nombres de alumnos de distintos cursos
que deben memorizar, es
prácticamente imposible no sentirse presionado en el desempeño de la tarea
docente. Por eso es esencial que todos los profesores y maestros se
informen acerca de cómo prevenir el estrés laboral, un mal que afecta a cada
vez más personas en nuestros días. A continuación, te presentamos 10 formas de
prevenir el estrés de la vida docente.
1. Establece objetivos.
Si quieres llegar a fin de año al
día con el currículum estipulado para el curso, es esencial que establezcas determinadas metas
de forma mensual y anual.
2. Elabora un
calendario.
Es también fundamental que
organices el calendario anual con todas las fechas de pruebas, exámenes y
recesos planificados para el año lectivo.
3. Investiga.
Ponte al tanto de las últimas
tendencias en materia educativa. Se trata de un ámbito que no deja de crecer,
gracias a las nuevas tecnologías, por lo que es esencial que te mantengas actualizado.
4. Planifica reuniones con tus colegas.
El feedback entre colegas de un
mismo centro de estudios es esencial para que el mismo pueda tener un buen
desempeño global, más allá de cada asignatura.
5. Planifica reuniones de padres.
También es importante conocer la opinión de los padres de
los alumnos, especialmente si se trata de niños y adolescentes.
6. Aliméntate correctamente.
Cuidar tu dieta significa cuidar
tu cerebro. Incluye frutas y verduras a tu ingesta diaria y evita los excesos
como la comida chatarra.
7. Duerme lo suficiente.
Si no duermes lo suficiente por
la noche, tu cuerpo te pasará factura luego de varias horas de clase. Lo
recomendable es alcanzar las 7 u 8 horas de sueño por noche.
8. Cuídate si te enfermas.
Si contraes una gripe o cualquier
otra enfermedad que pueda contagiar a tus alumnos o colegas, opta por quedarte
en tu casa y descansar hasta que te recuperes.
9. Recompénsate por tus logros.
Cada vez que hayas terminado una
lección o que tus alumnos hayan cumplido con la tarea que les asignaste,
recompénsate.
10. Habla con tus alumnos.
Lograr una buena comunicación entre alumnos y docentes es
una de las claves para que tus clases sean fructíferas. Habla con tus
alumnos e involúcralos directamente con el proceso de enseñanza.
11. Identifica el origen de tu estrés
Antes de poder lidiar con el
estrés, necesitas saber exactamente
cuál es su causa. Haz una lista que detalle todo lo que te está causando
malestar, y luego divídela entre aquello que puedes controlar y aquello que no.
Concéntrate en buscar
soluciones para aquellas cosas que puedas controlar a través de metas
realistas y positivas.
12. Practica una técnica de relajación
Si no acostumbras meditar o practicar yoga o
pilates, existen otras técnicas de “mindfulness” –plena consciencia– que
puedes aplicar para aminorar la marcha y reducir los niveles de estrés. Una de
ellas es llegar unos minutos antes al salón de clases y sentarte en tu pupitre
con música relajante. Intenta
visualizar el día que tienes por delante con una actitud positiva,
viéndote a ti mismo siendo lo más calmo posible frente a las situaciones que se
te presenten, ya sea con tus alumnos, colegas o superiores.
Otra técnica que puedes aplicar es la del 7/11, que
implica inhalar durante siete segundos y exhalar por once. El objetivo,
al prolongar la exhalación, es llegar a un estado mental más calmo antes de
responder impulsivamente ante una situación adversa.
13. Lleva un día a la vez:
Si dejas que el estrés te
envuelva continuamente no te permitirás disfrutar de las alegrías que conlleva
la docencia, y cuando mires para atrás quizás te arrepientas de no haber
disfrutado más el año. Intenta
llevar un día a la vez, sin dejar que las cosas pequeñas te abrumen.
Admite que mucho de lo que sucede en el salón de clases escapa a tu control y pide ayuda siempre
que la necesites.
La experta recomienda tomarse en serio el momento del
almuerzo. Aprovéchalo
para concentrarte en la comida y conversar con un colega, sin quejarse
de los estudiantes ni de cualquier otro tema relacionado al trabajo.
14. Háblalo con tus colegas
Por más que quejarse
continuamente del trabajo en el almuerzo o los recreos no es de gran ayuda, sí es necesario de vez en cuando
dialogar de forma abierta acerca de la carga laboral y el estrés. Los
docentes deberían ponerse de acuerdo para determinar qué cantidad de trabajo es
razonable y cuál no.
15. Define metas realistas
Si cada día te planteas hacer una cantidad enorme de
tareas, siempre te irás a casa con una sensación de fracaso. Al comienzo
de cada día, realiza una lista con las metas que deseas alcanzar procurando que
sean realizables. Al final de la jornada examina lo que has podido hacer y lo
que no, y para el segundo caso pregúntate por qué no has conseguido realizar
esta tarea. Si no conseguiste corregir todos los exámenes porque pasaste media
hora hablando con un estudiante que necesitaba apoyo, “debes darte cuenta de que no fue tu culpa no
cumplir con todas tus tareas y que en su lugar hiciste algo muy bueno”,
explica The Guardian.
La experta recomienda eliminar de la agenda
la mayor cantidad de actividades posibles: “no necesitas ir a cada evento
deportivo que ofrezca la escuela para que tus estudiantes sepan que apoyas sus
intereses extracurriculares, ni tampoco necesitas ir a cada reunión semanal
para estar informado de las decisiones. Reduce lo que haces y la
información que recibes. Aminorar la marcha ayuda a crear un espacio para la
reflexión, el pensamiento y la consciencia. No llenes cada minuto”.
RECOMENDACIONES:
1. VACACIONES
Disfrute de sus vacaciones, aproveche el tiempo
para meditar todo lo bueno y malo que hizo durante el año, hágase un chequeo médico
general e invierta el 30% de sus vacaciones en capacitarse con algún curso o especialización
(según su tiempo y posibilidades).
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