Las estadísticas dicen que los casados
viven más y con mayor calidad de vida,... si no hay conflictos. Pero los
conflictos: enferman mental (depresión, trastorno bipolar, bebida,
violencia,..) y físicamente (corazón, cáncer, enfermedades inmunológicas, dolor
crónico...). Hasta aumentan la probabilidad de accidentes de tráfico, incluidos
los mortales.
Los
conflictos en la pareja generan también problemas en los hijos (problemas de
conducta, depresión y problemas para alcanzar la intimidad en el futuro).
Mientras que en los años 70 el 70% de
los hogares americanos los ocupaba un matrimonio actualmente solamente son el
50%. Pero muchas otras cifras no son tan ciertas. Nos dicen, por ejemplo, que se
divorcian más personas que se casan, lo que es falso, en nuestro país al menos.
En el año 2000 se separaron un 30% del número de parejas que se casaron.
Se dan parejas de hecho y formas de
relación muy largas, siendo “novios” y viviendo cada uno en su casa,
compartiendo solamente el tiempo libre, son formas que permiten relaciones con
un menor compromiso.
Podríamos
estar tentados de atribuir estos procesos exclusivamente a la falta de preparación
psicológica para afrontar los problemas y conflictos que son inherentes a vivir
en pareja en el momento actual. Pero seguramente fenómenos sociales
tienen explicaciones y orígenes sociales.
No
tenemos más que considerar la influencia de factores positivos como los avances de la mujer
hacia la igualdad social con el hombre y su integración en el proceso
productivo; y otros no
tan positivos como la ideología hedonista, establecida para mantener un gran
nivel de consumo, o la
falta de apoyo social al desarrollo de la familia, que pone grandes dificultades laborales
para el cuidado de los hijos, y que llevan a considerar tener
descendencia como una carga insoportable, junto con otros elementos como las
condiciones precarias de trabajo, que por una parte disuaden de establecer compromisos a largo plazo,
como tener hijos o comprar un apartamento, y por otra establecen jornadas interminables
que contribuyen de forma determinante a incrementar las barreras de comunicación en la pareja.
Son todos factores sociales que configuran la forma de la pareja que se puede
dar en nuestra sociedad.
Actualmente
la base sobre la que se forman casi todas las parejas es el enamoramiento. El enamoramiento es una emoción y tiene un fuerte
componente de pasión, afecto, ternura, sexo. Por eso uno de los principales objetivos de la
pareja hoy es hacerse la vida agradable. Pero una emoción es pasajera, porque está
sometida a la ley de la habituación. Todos sabemos que el enamoramiento se pasa y muchas parejas,
basadas solamente en esa emoción se disuelven, "se pierde la ilusión"; "no se siente lo mismo".
Sin embargo, el amor apasionado de los comienzos es una vía inmejorable para conseguir mantener la pareja.
Para
ello es preciso
desarrollar la intimidad y la validación. Intimidad supone abrirse y
contar cosas que, en otras circunstancias, podrían usarse en contra nuestra y
recibir aceptación por parte del otro. Cuando estamos enamorados nos ponemos completamente en
manos de nuestra pareja y de esta forma construimos la intimidad.
También
decidimos compartir más
cosas con el otro y vamos comprometiéndonos ante la sociedad, se guarda fidelidad, se comparte el tiempo, se entrega el cuerpo, se comparten bienes materiales
como un apartamento, etc. finalmente se adquiere un compromiso de vida en común, que puede estar o no
refrendado socialmente. Se
construye así el compromiso que es la decisión de permanecer en la relación pese a
los problemas que vayan surgiendo, luchando con todas las fuerzas
posibles para resolverlos.
Según se van compartiendo más elementos
se tiene va construyendo un método para tomar decisiones y se establece una
estructura de poder,
que puede ser más o menos democrática, pero siempre aceptada por los dos. La toma de decisiones es una de
las fuentes de conflicto importantes en la pareja.
Para
tener intimidad, para tomar decisiones, y para convivir es preciso saber comunicarse, escucharse y
respetarse. Para resolver los problemas también. La capacidad de comunicarse y de resolver los
conflictos es fundamental para la continuidad de la pareja.
Otro
aspecto muy importante es
el apoyo mutuo. Se plasma en la fórmula de estar juntos en la salud y la enfermedad, en las alegrías
y en las tristezas. El otro es el principal sostén ante las dificultades
y amenazas de la vida y el apoyo en el desarrollo personal y social.
Nuestro
aprendizaje de cómo es en la pareja ese apoyo mutuo se da dentro de la familia en la que nacimos.
Una de las primeras conductas que desarrollamos en ella es la de apego.
Definida como la búsqueda de protección ante amenazas externas y, en el niño,
se concreta de forma principal en buscar la protección de la madre.
Áreas de conflicto
Las
áreas de conflicto afectan a todos los componentes que se han listado de la
estructura de la pareja:
-
El poder
Teniendo
en cuenta las responsabilidades: quien se encarga de hacer las cosas y quien decide lo que hay que hacer.
Estas decisiones abarcan aspectos tan fundamentales como: Las finanzas, el
cuidado de los hijos, las relaciones sociales, etc.
- La intimidad
La
intimidad se construye con una separación de la familia de origen, dando prioridad al otro en
la autorrevelación y en la toma de decisiones. Por eso uno de los temas más
conflictivos se da en las relaciones con la familia de origen,
- La pasión, el afecto, la sexualidad
El amor va sustituyendo al enamoramiento,
la pasión inicial va dando paso a la intimidad y al cariño, pero no por eso se puede perder la
atracción que se siente por el otro como objeto y sujeto sexual.
- Comunicación
Cuando se producen los conflictos y se
enquistan se producen patrones de comunicación que perpetúan el problema y
conducen finalmente a la separación.
Desencadenantes
de los conflictos
En
circunstancias normales las parejas, aunque no sean felices, se amoldan y no surgen los
conflictos, estos aparecen cuando se dan circunstancias importantes de
cambio, es decir, situaciones estresantes como:
Cambios
laborales tanto negativos como positivos: desempleo, ascensos;
• La jubilación.
• Enfermedades;
• Problemas económicos,
• La paternidad/ maternidad,
Cuando
los hijos se van de casa o simplemente se hacen mayores y dejan más tiempo libre a la pareja.
Todos,
positivos y negativos, son
fuentes de estrés que exigen a la pareja poner en marcha sus habilidades de
comunicación y de resolución de conflictos, además de la motivación para
mantenerse juntos y la
capacidad de reconocer las debilidades delante del otro y que el otro las
reciba sin castigarlas.
Forma
de los conflictos (Conductas)
En
los conflictos se establecen formas de conductas que se hacen crónicas y
agravan los problemas, algunos de ellos son:
Reciprocidad
negativa.
El
más problemático es cuando
a una comunicación negativa se responde generalmente con otra comunicación
negativa por parte del otro estableciéndose una reciprocidad en la
negatividad que puede acabar en una escalada de violencia. Es la justicia del ojo por ojo.
Se
discute acerca de la propia relación.
Uno
de los métodos que se utilizan para resolver los problemas de comunicación es
el empleo de la metacomunicación, es decir, reflexionar sobre la forma en que se está dando la
comunicación. Por ejemplo, se dice “no me estás escuchando” para
intentar que haya una escucha, pero el mensaje no verbal agresivo va
acompañado, en general, por un componente no verbal agresivo, y el que responde
lo hace al componente agresivo, lo que lleva a más discusiones, metiéndose en
un círculo vicioso. En los matrimonios sin problemas contestan a la
metacomunicación y no al componente emocional
La
mujer ataca y el hombre evita o calla.
Este
patrón se da cuando la
mujer da respuestas hostiles mientras que el hombre se retira o no contesta,
ante lo que la mujer incrementa su hostilidad porque no se solucionan los
problemas. En esta escalada el hombre, quizás constitucionalmente tiene una
reacción fisiológica más negativa y la aguanta menos.
Los
cuatro jinetes del Apocalipsis
La
crítica, que lleva al Desprecio que ocasiona una Actitud Defensiva Constante
son tres de los cuatro jinetes del Apocalipsis de la pareja. El cuarto es la habilidad para no escuchar
al otro, o se le deja hablar sin hacerle caso o se habla tanto que no se
le deja meter baza.
Todos
estos patrones de conductas pretenden la mayoría de las veces resolver el
conflicto, pero no
solamente no lo resuelven, sino que lo perpetúan y la propia interacción se
convierte en el problema que lleva a la separación. No siempre los
conflictos llevan a la ruptura. Se ha reportado un tipo de conflictos en los
que el marido se enfada e inicia la discusión con ánimo de resolver el
problema. Cuando se tiene
éxito, la relación puede salir fortalecida, en estos casos el conflicto vivido por los
hijos no es negativo para ellos, incluso puede ser una ocasión para aprender a
ser asertivos
Forma
de los conflictos (Pensamientos)
Atención
selectiva.
Las
parejas en conflicto solamente se fijan en las conductas negativas del otro y
tienden a no ver o a disminuir la importancia de las conductas positivas.
Atribuciones.
La
atribución del problema a determinadas causas se ve como un elemento necesario
para su solución, pero si no se hacen las atribuciones correctas se asegura el
conflicto. Por ejemplo cuando se echa buscan culpables o se achacan los
problemas a malas intenciones que nunca se pueden probar o a elementos que no
se pueden cambiar como la propia personalidad.
Expectativas:
Si
aparece una discrepancia entre lo que creen los esposos que debería ser el
matrimonio y lo que perciben que es, tanto en cualidad como en cantidad, los
problemas están asegurados. Se plasma en frases como “Esto no tiene solución”.
“Debería ser así”
Ideas
irracionales:
Algunas
ideas aparentemente normales pueden se un foco de conflictos solamente por no
ser conscientes de que lo que se piensa no es racional. Algunas de estas ideas son: Estar en
desacuerdo es destructivo de la relación, los miembros de la pareja deben ser
capaces de averiguar los deseos, pensamientos y emociones del otro, uno debe
ser un compañero sexual perfecto del otro, los conflictos se deben a
diferencias innatas asociadas al sexo.
Solución
de los conflictos
La propuesta de la terapia de pareja
cognitivo conductual para resolver los conflictos pasa por:
• Aumentar
el intercambio de conductas positivas.
• Entrenamiento
en habilidades de comunicación y resolución de problemas.
• Cambiar
el patrón de reciprocidad negativa introduciendo conductas positivas frente a
la negatividad.
• Cambios
en las Atribuciones, expectativas e ideas irracionales cuando es necesario.
Estos
componentes constituyen la terapia de pareja cognitivo conductual clásica, que
está clasificada como una terapia con evidencia probada de eficacia.
Los
datos indican que la gran mayoría de las parejas que acuden a terapia,
alrededor del 75% informan de una mejora en la satisfacción matrimonial.
Cuando
se contrasta con grupos de control de lista de espera los resultados son
siempre positivos, quizás debido a que si no existe intervención los problemas
se van incrementando. Sin embargo, cuando se tiene en cuenta si la mejora
afecta no solamente a la disminución del conflicto, sino a la mejora de la
evaluación de la relación por parte de los dos miembros, los resultados no son tan
espectaculares; revisando la literatura sobre la eficacia, llega a la
conclusión de que, siendo estrictos, menos del 50% de las parejas que acuden a terapia cambian de un estado
de estrés a un estado de armonía. Otro aspecto oscuro es la cantidad de recaídas que se
contabilizan, entre el 30% y 50% de los que mejoran.
Avances
en la terapia de pareja cognitivo conductual
Aumento de la intimidad. Para lo que se
potencia
La
aceptación, por medio de la cual el miembro de la pareja que quiere que se
realice un cambio acepte desde un nuevo punto de vista que el otro no lo
realice y, sin embargo, aquello que era inaceptable e intolerable se convierta
en algo no deseable, pero entendible y tolerable.
La
compresión de las motivaciones inconscientes del otro.
Incremento de la pasión: sexo y afecto.
Para
lo que se emplea la terapia sexual dirigida no tanto a resolver problemas como
a incrementar la satisfacción dentro de la normalidad.
El apego como motivo en la pareja.
El
compromiso de ayudarse en todo instante es uno de los más importantes motivos
que existen para mantener la pareja. En ello están implicadas emociones muy
básicas que se insertan en la debilidad más íntima del ser humano, hacerlo
explícito y potenciarlo es una forma de motivar la permanencia de la pareja y
la resolución de conflictos.
¿Es el divorcio una solución a los
conflictos?
Si se
consigue una separación amistosa que acaba con los conflictos las consecuencias
negativas de estos disminuyen,
aunque no desaparecen del todo. Sin embargo, muchas veces el divorcio no es más que un
paso en una escalada de odio que lleva a un miembro de la pareja a seguir
centrando su vida en machacar al otro. En esos casos, indudablemente no es la solución.
En
todo caso si se llega a ese extremo es muy importante llegar a una separación
amistosa por medio de
expertos en mediación.
Se
ha comprobado que no se aprende, los que se divorcian y se casan de nuevo se
vuelven a divorciar con más probabilidad que los que se casan por primera vez.
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