En apenas 31 años, Franz Schubert,
1797-1828, fue capaz de componer una amplia y variada obra musical que incluye
lieders, sonatas, conciertos y sinfonías.
Sin embargo, hubo que esperar a finales del siglo XIX para que su talento fuera reconocido como merecía, pero ya había muerto.
Schubert tuvo una vida breve, pero vertiginosa. Fue cliente habitual de prostíbulos, contrajo sífilis y gonorrea. Asimismo, le gustaba beber y tenía frecuentes periodos de depresión, aderezados con pensamientos paranoicos. El brillante músico era bipolar y pasaba de periodos de euforia a otros de completa depresión.
Ese tobogán anímico le provocaba la
idea de que tenía enemigos que podrían envenenarle. Los genios suelen sufrir mucho.
Es como contradictorio saber esto y al mismo tiempo elevarse al cielo con su precioso Ave María o su Serenade.
Así somos los humanos, somos una rara mixtura de oro y barro, de luz y de sombra, de ángeles y demonios.
Sin embargo, hubo que esperar a finales del siglo XIX para que su talento fuera reconocido como merecía, pero ya había muerto.
Schubert tuvo una vida breve, pero vertiginosa. Fue cliente habitual de prostíbulos, contrajo sífilis y gonorrea. Asimismo, le gustaba beber y tenía frecuentes periodos de depresión, aderezados con pensamientos paranoicos. El brillante músico era bipolar y pasaba de periodos de euforia a otros de completa depresión.
Es como contradictorio saber esto y al mismo tiempo elevarse al cielo con su precioso Ave María o su Serenade.
Así somos los humanos, somos una rara mixtura de oro y barro, de luz y de sombra, de ángeles y demonios.
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