Todo
el tiempo te la pasas sembrando, aunque no seas consciente de esa labor que
puede ser linda o rastrera.
Siembras
amor u odio, paz o conflictos, luz o sombras, fe o dudas, alegría o tristeza,
esperanza o desespero.
Siembras
con tus pensamientos, tus palabras y tus acciones que son
energía. Siembras incluso en silencio y sin hacer nada.
Somos
sembradores todo el tiempo y ojalá las semillas que
esparzas sean maravillosas y den buen fruto.
Los sabios siempre han recomendado el autoexamen para poder tomar
conciencia y vivir bien.
Pregúntate, pues: ¿En los corazones y las
mentes de los que trato dejo
semillas de amor, de luz y de paz?
Lo
importante es que la respuesta no venga de tu ego al que
le fascina creerse sus burdas mentiras.
Es muy común decir “te amo” mientras eres infiel o maltratas.
¿Por qué dices “creo en Dios” cuando obras mal? ¿Qué fe es esa? Sé un buen sembrador.
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